¿Qué es Chemsex? La droga que crece en Europa y pone en alerta a Argentina

La mezcla sustancias sintéticas y sexo es un problema serio que provoca muertes y el incremento de enfermedades de transmisión sexual.

Imagen ilustrativa. \
Imagen ilustrativa. \

El "Chemsex" (sexo químico) se trata de el uso de drogas sintéticas para perdurar y alargar la duración y el placer sexual. De moda en Europa, es considerado un grave problema en la salud pública. En Argentina los médicos están en alerta, ya que la prevención de enfermedades de transmisión sexual (ETS) quedan en segundo plano.

El director general de Coalition Plus, una red internacional que agrupa a más de 100 organizaciones en la lucha contra el sida y la hepatitis, el francés Vincent Pelletier en el Simposio Científico de Fundación Huésped, en Buenos Aires advirtió: "Hay que interesarse mucho en esto porque es un tema social que está matando a los jóvenes de manera muy rápida".

Según informó hay una "nueva ola de infecciones de VIH y de muertes en Europa y otros lugares del mundo" y apuntó que se daría especialmente en hombres que tienen sexo con hombres jóvenes, la práctica de "chemsex" es mucho más frecuente que en la población general. Pelletier es activista por los derechos de la comunidad gay y de las personas con VIH-sida desde hace más de 30 años.

De acuerdo con el director de Coalition Plus, la práctica del "chemsex" empezó en América del Norte finales de los '90 con las metanfetaminas. "En Europa comienza con el GHB (éxtasis líquido), donde hay una situación muy complicada con las catinonas (especialmente la mefedrona), que produce muchos muertos en Europa central. Las muertes por GHB se duplicaron en Londres y en Francia por la expansión del SLAM (uso de drogas inyectables, en las que a veces se comparten jeringas ) entre los jóvenes gays y las personas trans".

Las sustancias aumentan la excitación sexual, la intensidad y la duración del encuentro, además de provocar desinhibición mayor que el alcohol. "El deseo sexual es tan fuerte que se hacen cosas que no se harían nunca si no estuviera bajo sus efectos", dice Pelletier. Además, en menor medida se utilizan cocaína, ketamina, éxtasis o éxtasis.

Uno de los factores que propician la difusión de la "cultura chemsex" tiene que ver con la "democratización del acceso a las drogas" que se hizo posible por la baja en los precios. En dos años, el precio de las metanfetaminas bajó de 250 euros a 150 por gramo, y un gramo de catinonas cuesta 18 euros. A su vez son fáciles de adquirir por Internet, dado que se pueden camuflar como "sales de baño", "euforizantes legales" y hasta "abono para plantas".

El uso de las nuevas tecnologías, aplicaciones de geolocalización "hacen mucho más fácil la organización espontánea de eventos privados, de orgías y la circulación de los productos adentro de estos encuentros", explicó. Además indicó que "es una práctica muy común. Tenemos que verla, saber que existe. No se puede prohibir, no se puede decir 'no uses drogas' o 'no mezcles', porque eso no funciona. La guerra a la droga es un fracaso total. Si no funciona para el usuario común de droga, no va servir tampoco para el usuario de drogas en contexto sexual. Hay que informar más que prohibir. Informar puede ayudar a usar los productos de la manera que se pueden usar".

También aseguró que "se puede caer en un uso problemático muy fácilmente, ya sea por error de dosificación o por factores psicológicos o psicopatológicos. Y la transición puede producirse a gran velocidad: en pocas semanas se puede pasar de no consumir nada a SLAM, esto puede ocurrir muy rápido con consecuencias profesionales, familiares y sociales muy importantes".

En Argentina

Las consecuencias de la elaboración clandestina son imprevisibles y pueden llegar a ser letales afirmó durante su exposición Silvia Cortese, médica del servicio de Toxicología del Hospital Fernández. "No hay control de las pastillas que se venden en las fiestas electrónicas. Esto hace que las pastillas de éxtasis muchas veces estén contaminadas con catinonas, pero tienen un tiempo de inicio de acción mucho más lento y esto hace que el usuario, al desconocer que no está consumiendo éxtasis, pueda consumir mayor cantidad de pastillas buscando el efecto".

Para el infectólogo del Sanatorio Güemes, Diego Salusso, el "chemsex" está llegando desde Europa. "En todo el mundo está empezando a aparecer. En los últimos años creció el interés por ver qué está pasando con esto fuera de Europa". El país no estaría estudiando el impacto que puede tener y "seguro no es el que tiene en Europa, pero podría tenerlo en un futuro: los jóvenes van cambiando, el uso de drogas es dinámico, es algo a lo que habría que prestar atención y estudiar más", agregó.

Sin embargo y por ahora en Argentina "no es todavía un problema de salud pública", sostuvo Cortese, quien es titular de la Subgerencia Operativa Atención Integral de Adicciones a Drogas en Ciudad de Buenos Aires. "Acá es mucho más fuerte la presencia de cocaína. El uso de catinonas y de anfetaminas de diseño se da en contextos muy reducidos, así como el uso de un precursor del GHB".

De hecho, "la cocaína a veces se combina con otras drogas típicas del 'chemsex' o con el sildenafil (viagra) para potenciar un poco más y eso puede llevar a mayor riesgo de infecciones de transmisión sexual”, coincidió Salusso.

El año pasado, desde la Fundación Huésped llevaron adelante una encuesta en la población sobre el uso de drogas durante el sexo, respondida por casi 3.000 personas contabilizó que es más frecuentes en mujeres con un 70% y los hombres con el restante 30%, la mitad de las mujeres eran heterosexuales.

Sólo el 13,4% había escuchado alguna vez el término "chemsex" y un porcentaje similar había ido alguna vez a algún lugar de encuentro sexual casual. Aunque casi 4 de cada 10 admitieron utilizar drogas durante el sexo, 80% tenían entre 19 y 35 años, el 28,8% eran hombres homosexuales, el 22% mujeres bisexuales, el 15,2% mujeres homosexuales, el 13,4% hombres heterosexuales y el 8,5% mujeres heterosexuales.

Los profesionales de la salud acordaron que es necesario realizar un estudio de campo para conocer la prevalencia local del uso de drogas durante las relaciones íntimas que permita identificar grupos de mayor riesgo,  sustancias que se están usando, porque vía de uso y qué problemas de salud tienen asociados.

La perspectiva médica es la reducción de daños, preguntar sobre el tema y ofrecer información sin prejuicios en el consultorio. "Hay algunas drogas que interactúan con el tratamiento antirretroviral en personas con VIH, si el médico pregunta, puede cambiar de fármaco para evitar el efecto adverso", explicó Salusso.

En este sentido, Pelletier instruyó que es necesario romper el aislamiento de quienes consumen drogas en contexto sexual a través de grupos de conversación y de una línea directa en la que se pueda pedir ayuda en caso de sobredosis. La necesidad de que sea de fácil acceso evitará riesgos y garantizaría buenas prácticas, además de evitar infecciones.

"El preservativo en esos momentos es muy secundario y sólo la PrEP (Profilaxis preexposición para el VIH) puede parar la infección y debe hacerse un seguimiento de otras ETS como la sífilis. También promulga por un cambio en las leyes: "No sirve de nada ser represivo, el consumidor de drogas no es un delincuente". Según publicó Clarín.