Después de estar 3 veces preso, lucha por ser boxeador profesional

Leonel Juan Cruz Saucedo tuvo un pasado difícil y marcado por los excesos, pero ahora tiene el sueño de una nueva vida marcada por el deporte.

Juan Cruz Saucedo. (Crédito: La Nación)
Juan Cruz Saucedo. (Crédito: La Nación)

Leonel Juan Cruz Saucedo tiene un sueño: llegar a ser boxeador profesional. Pero lo que a muchos puede sorprender es de donde viene: no por donde haya nacido, sino por donde cayó tres veces en los últimos años: la cárcel.

Hoy en día tiene un objetivo máximo, ser campeón argentino y ganar un título mundial. Pero antes, tiene que superar algunos obstáculos de su vieja vida, esa que lo llevó a caer en las drogas y a estar tres veces preso. Actualmente cumple una prisión domiciliaria a la espera de un juicio.

Juan Cruz Saucedo (Crédito: La Nación)
Juan Cruz Saucedo (Crédito: La Nación)

Su historia de vida

"A los 13 años ya estaba todo el día en la calle, andaba mal. Cuando tenía 16 años caí detenido la primera vez y de nuevo a los 18. Ahora hace un año que estoy en la calle con la tobillera porque me porté mal. Así como cambié yo, hay otros chicos que pueden cambiar si se lo proponen", cuenta Saucedo al diario La Nación.

Vive en Villa Gobernador Gálvez, en Santa Fe, y no tiene miedo a hablar de esa época de excesos. Tiene 21 años y vive con sus padres, sus dos hermanos, su cuñada y su sobrino. "No me dejan solo nunca", dice agradecido del apoyo que recibe de su familia.

La historia con el boxeo empezó a sus 13 años, pero lo practicaba de forma intermitente. "Practicaba pero andaba en la calle. También jugaba muy bien al fútbol pero aposté al boxeo", cuenta.

Sin embargo, se acercó a las drogas y le costó mucho poder salir. "Estuve perdido muy mal en la droga. Y tuve que apartarme de la junta. Hoy pude abrir los ojos y empezar de vuelta. Borrón y cuenta nueva", agrega Saucedo, quien hace un año y medio perdió a quien era su mejor amigo por una guerra entre bandas. Hoy lleva a cada pelea una remera con su nobre: Axel.

Cuando le preguntan qué lo llevó a cambiar, cuenta que, cuando cayó preso la última vez, sintió que si no cambiaba iba a terminar muerto, como tantos otros compañeros del barrio. Y se reencontró con su pasión, el deporte. "El boxeo es todo para mí porque me cambió la vida", explica emocionado. Ahora, aguarda el juicio que le queda por delante mientras se prepara para su sueño: pelear dejando todo atrás.