Pandemia y solidaridad: la historia de Julio, el encargado que colabora con los adultos mayores de su edificio

Todos los días visita piso por piso los departamentos donde viven personas que pueden necesitar ayuda.

Julio, el encargado que ayuda a los adultos mayores de su edificio (Foto: GCBA)
Julio, el encargado que ayuda a los adultos mayores de su edificio (Foto: GCBA)

Julio Villagarcía es encargado de un edificio en el barrio porteño de Belgrano y todos los días, además de cumplir con sus tareas, visita piso por piso los departamentos donde viven adultos mayores que pueden necesitar una mano.

A estas personas, que están incluidas en los grupos de riesgo y no deben exponerse al Covid-19, Julio les hace las compras, les paga los impuestos y además tiene tiempo para supervisar la tareas de la escuela de sus dos hijas.

En su visita diaria a "los abuelos", como él los llama, les pregunta cómo están y si recoge los encargos de cada uno. Luego, sale a la calle con el listado dispuesto a colaborar con ellos, tal como reflejaron desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA).

Julio, el encargado que ayuda a los adultos mayores de su edificio (Foto: GCBA)
Julio, el encargado que ayuda a los adultos mayores de su edificio (Foto: GCBA)

"La gente ve cómo uno se comporta y se va dando cuenta de quién es uno y eso genera confianza. Yo los ayudo a hacer las compras y ahora que volvieron a abrir los locales, a pagar los impuestos. Les doy la seguridad de contar con alguien que les da una mano en esta situación que no esperábamos", cuenta el hombre.

Entre los beneficiarios de su tarea solidaria hay principalmente cuatro vecinos: tres señoras y un señor. Hay otros adultos mayores en el consorcio, pero sus familiares se ocupan de llevarles mercaderías y de que estén atendidos.

"Los más chicos ponen cartelitos en el ascensor. En este edificio no hay problemas: somos como una gran familia. La verdad, 11.000 puntos", califica el encargado del edificio ubicado en Monroe entre Cuba y Arcos.

Julio también se las ingenia para supervisar las tareas de la escuela de sus dos hijas de 10 y 15 años. "También es una enseñanza que les doy a ellas", agrega.

"La otra persona te mira, y solamente con la mirada ya te agradece. Se siente bien él, y te sentís bien vos. Yo me siento útil. Más allá de darles una mano me doy una mano a mí, porque me hace bien. La solidaridad nos hace bien a todos", reflexionó finalmente Julio.

Para quienes, como Julio, quieran colaborar con los que más lo necesitan, la Ciudad cuenta con el programa Mayores Cuidados, a través del cual unos 40.000 voluntarios ayudan a realizar diversas tareas a más de 11.000 adultos mayores.