Víctor Heredia: "No sé qué es la edad, por eso no pienso en el retiro"

Cumple 50 años de trayectoria y los celebra a lo grande: con dos discos y sendos shows este fin de semana en el Teatro Opera. "Sólo doy las gracias por seguir haciendo lo que amo", expresa.

Víctor Heredia
Víctor Heredia

Javier Firpo
jfirpo@larazon.com.ar

¿Las ganas están intactas, o mirás de reojo el retiro?

Nadie se baja, nadie quiere bajarse en el mundillo de la música. Para mí subir a cantar todavía es edificante y saludable. Los artistas, por suerte, no entendemos qué es eso de la edad...

¿Por qué no entienden "eso de la edad"?

Cuando viviste arriba de un escenario bajarse sólo porque sólo querés descansar sería casi imposible de entender. De todas maneras, estoy de acuerdo que toda actividad tiene su período de vencimiento, pero yo, con 70 años, lo desconozco.

¿Estás entero físicamente?

Estoy bien, tengo ganas, fuerza y todavía el físico y la voz me acompañan. Sólo doy las gracias de poder seguir viviendo de esto que amo profundamente.

Después de un tiempo algo guardado, Víctor Heredia volvió a estar en los primeros planos con giras, premios, discos nuevos y dos shows en el Teatro Opera, mañana y el domingo. Se lo ve ancho al trovador, con su dos álbumes titulados “50 en vuelo”, capítulos I y II, recién saliditos, otro tercero en camino y ese videoclip del tema “Sobreviviendo” junto a La Beriso, que tuvo ¡22 millones! de reproducciones en Youtube. Por todo esto pronostica -sonrisita cómplice- que tiene cuerda para rato.

¿Por qué le pusiste "En vuelo" a tus recientes discos?

Porque mi primera canción, la que presenté en Cosquín en 1967 cuando debuté, se llamaba “Para cobrar altura”, entonces el título tenía que ir por ese lado.

En los flamantes Cd's, que sintetizan tu historia, estás acompañado por artistas con mayúsculas. ¿Es una manera de querer decir algo?

Sólo un acto de generosidad de compañeros con los que surcamos juntos este camino… Cuando veo los nombres que me acompañan me emociona pensar cómo se hicieron un lugar en sus apretadas agendas para decir presente. Estamos hablando del Nano Serrat, Ricardo Mollo, Abel Pintos, Ana Belén, León Gieco, Soledad, Silvio Rodrìguez, Pedro Aznar, Jairo, David Lebón, Rolo Sartorio y tantos otros.

¿Es vital para sentirse importante?

Para el ánimo, no para sentirme importante. Saber que estos monstruos te dan un espaldarazo en un momento tan bisagra.

¿Te considerás un referente para las nuevas generaciones?

Es una pregunta un poco incómoda, que en realidad habría que hacérsela a las nuevas generaciones y no tan nuevas. Creo que la vigencia no miente pero tampoco te da una medalla… Algunos me piden ayudar a tomar decisiones pero creo que más que un referente soy un “vejete” que colabora por el sólo hecho de haber vivido más.

Has escrito verdaderos poemas como "Todavía cantamos", "Sobreviviendo", "Dulce Daniela", "Informe de la situación" o "Aquellos soldaditos de plomo". ¿Cuán importante fue la literatura a la hora de componer?

A menos que uno lo haga livianamente y que apueste a una frase o un verso efectista pensando en sacar un pleno, la literatura con la que uno se nutre es esencial para poder construir una historia propia y contarla bien. A mí leer, básicamente, me salvó para edificar mi obra.

¿Cuál dirías que es la canción mejor escrita por vos?

En 1969 lancé el álbum “El viejo Matías”, que tenía la canción “Para cobrar altura”, cuya letra escribí cuando tenía quince años y a mí me marcó de por vida.

Sin pensarlo, ¿cuál sería tu podio de tus tres canciones preferidas?

“El viejo Matías”, “Razón de vivir” y “Todavía cantamos” son las que podrían sintetizar mi recorrido.

¿Por qué, suponés?

Por historia, por su contenido, por los momentos en que surgieron y por la recepción en la gente.

¿Te sentís más satisfecho como autor que como intérprete?

Creo que siempre me destaqué más como compositor que como cantante, lo que también me ha hecho más independiente y ser mi propio abastecedor.

Premio Honoris Causa, otro a la Excelencia Profesional. ¿Qué conclusión hacés, Víctor?

¿Me estaré por morir? -sonríe-. Me parece que son premios al esfuerzo realizado. Admito que siempre me abruman y sorprenden estas distinciones, también me halagan, por supuesto, pero no me atrevo a aceptar que lo merezco, prefiero creer que debo esforzarme más para darle entidad y justificación.

Medio siglo de trayectoria, setenta pirulos de vida, premios y reconocimientos, ¿qué queda en el tintero?

Seguir con vida, poder todavía subirme a un escenario y cantar para alguien que tiene ganas de escucharme. Esa posibilidad, que podría estar naturalizada, aún me sorprende.