Rodolfo Rossi, nacido para correr

Ultramaratonista de vocación, a los 40 años cumplió su sueño de recorrer a pie la Ruta 40 entre La Quiaca y Ushuaia. (de La Razón)

Nacido para correr.
Nacido para correr.

Por Brian Cohn

Fue amor a primera vista. Cuando Rodolfo Rossi conoció la Ruta Nacional 40 en enero de 1999, mientras trabajaba para una empresa textil que montaba showrooms en distintas ciudades del país, sintió que allí estaba el gran desafío de su vida: correr desde La Quiaca hasta Ushuaia a través de los 5.596 kiló- metros que tiene la emblemática ruta.

“Me imaginé en el medio de la nada, sin preocupaciones, con miles de kilómetros por correr e infinidad de paisajes por conocer”, relata el licenciado en Administración de Empresas y corredor apasionado. “Por supuesto, ahí no estaba preparado ni física ni mentalmente para afrontar un desafío de tal magnitud, pero el sueño ya se había concebido”, agrega quien por entonces se entrenaba para su primer maratón de 42 kilómetros.

Precisamente esa carrera de 1999, en Boston, en la que terminó deshidratado y con las piernas ensangrentadas producto del roce, fue el inicio de una larga trayectoria en ultramaratones que coronó en 2015, cuando cumplió la odisea de correr “la columna vertebral del país” a los 40 años. En el medio, compitió en los Mundiales de Ultramaratón de Taiwán y Qatar, fue campeón argentino de 100 kilómetros y cuenta con el récord sudamericano de 24 horas en una cinta, con 212 kilómetros.

Toda una vida se preparó Rossi para comenzar su desafío el 17 de agosto de 2015. En total, fueron 113 días, 50 kilómetros por día, 12 provincias y nueve pares de zapatillas.

Historias infinitas, personajes entrañables y paisajes diversos que fueron eternizados en el documental “Corre 40” (producido por Carlos Pugliese) y en el libro homónimo, escrito por el propio Rossi y presentado ayer en el colegio St Brendans de Belgrano, donde surgió y creció su pasión por el running.

“Más allá del logro deportivo, mi deseo era demostrar que cualquier objetivo es posible si se realiza con pasión. Y por eso quise ayudar a aquellos que tienen sueños y que no cuentan con los medios para hacerlos realidad”, explica el Pollo -su apodo del secundario-, que dona parte de la recaudación de los libros y de sus sponsors a diferentes ONG.

Durante la travesía sobre la ruta, Rossi tuvo que poner en práctica aquel mensaje de no bajar los brazos que hoy transmite como máxima: pasó cuatro veces por el hospital, tres por problemas en las rodillas y una por la fractura de una mano; estuvo hasta seis días seguidos sin poder comunicarse con su esposa y sus dos hijos; corrió con 14 grados bajo cero, vientos de 120 kiló- metros por hora y altitudes superiores a los 4.000 metros. Y sin embargo, no paró ni un día. Ni un solo día se tomó para descansar los cuádriceps.

“Lo más duro fue dejar a mi familia. Mi esposa se tuvo que hacer cargo de la empresa familiar, de la casa, los chicos... Pero siempre me apoyaron”, cuenta Rossi, que partió desde Jujuy acompañado por un equipo de siete personas, entre asistentes, masajista y cocinera. Todos comían juntos con los pueblerinos y dormían en un motorhome.

El grupo creció a lo largo del viaje: “En Salta me empezó a seguir un perro que corrió conmigo y al que terminamos adoptando. Hoy vive en Quilmes con el dueño del motorhome. Y en Catamarca se sumó Urbano, un hombre de 76 años que acababa de quedar viudo y prefirió acompañarnos para no estar solo en su casa. Él fue parte de todo esto”.

Luego de la emoción de haber cruzado la meta en Ushuaia, con la barba más larga y acompañado de sus seres queridos, el cansancio de sus piernas no fue lo peor. “En realidad mi cuerpo está acostumbrado a correr distancias largas, lo hago desde los nueve años, pero la vuelta fue complicada. Lo comparo con la depresión post parto, me costó volver a la rutina de la ciudad. Pero esta experiencia me ayudó a fortalecerme para emprender nuevos proyectos”.

Cuando Rossi habla de proyectos, no sólo se refiere a su trabajo en comercio electrónico, sino a su próxima gran meta en el running. “Así como corrí la Ruta 40 a los 40 años, me propongo correr a los 66 la Ruta 66, la de Forrest Gump, la que une este y oeste de los Estados Unidos”, apunta. Quién se atrevería a decir que no lo cumplirá...