El misterio de Federico Bono: lleva más de dos meses desaparecido

El hombre de 44 años se comunicó con su madre el pasado 8 de julio y le dijo que se iría a pasear por unos días. Desde entonces no se supo más nada de él. La familia considera que podría seguir con vida y viviendo una experiencia con la naturaleza.

Federico Bono, en una foto reciente.
Federico Bono, en una foto reciente. Foto: Gentileza

Bono desapareció en Huerta Grande. La Departamental Norte de Punilla informó que continúa la búsqueda de este hombre, que tuvo contacto con su familia por última vez el 8 de julio.

La madre de Federico fue quien realizó la denuncia y dijo que la última vez que se comunicaron, le dijo que se iría a pasear por unos días pero aún no tiene novedades. La mujer también informó que se hizo presente en el domicilio de su hijo (La Muyuna s/n) y que allí estaba su mochila y documentación.

Rastrillaje y operativo de búsqueda

El operativo continúa aunque ya se hayan cumplido 63 días desde su desaparición. La Unidad Departamental Punilla Norte ya rastrilló más de 50 km cuadrados y nada de sabe de él.

a los eFectivos de la Policía de Córdoba, se han sumado agentes del DUAR y bomberos voluntarios de La Falda y Villa Giardino, quienes ya llevan acumulados más de 25 días de trabajo en campo adentro.

“Se sigue trabajando en el sector oeste, entre Huerta Grande y Villa Giardino, lugar determinado por el impacto de las antenas de telefonía y hubo días que se hicieron operativos hacia el este de Huerta Grande. Se han rastrillado más de 50 kilómetros cuadrados con al menos más 25 días de trabajo en campo, que incluyeron trabajos con drones y un helicóptero”, señaló al medio de esta zona La Estafeta el jefe de la Unidad Regional Departamental Punilla Norte, Alberto Romero.

Por su parte, la mamá de Bono también hizo declaraciones dando entender que su familia considera que el hombre quizás se haya ido por voluntad propia y que se encuentra en algún lugar especial viviendo una experiencia con la naturaleza.

“No es fácil, nos damos fuerza unos a otros. Haciéndonos la idea de que, a pesar de que está transcurriendo una experiencia muy dura con todas las adversidades que pueden surgir de vivir en un hueco o en una roca, él está bien. Es inteligente y puede cuidarse. No tiene miedo y le tiene respeto a la naturaleza”, contó María Ñañez, su mamá.

Y completó: “Hay momentos que se me cierra la garganta, pero cuando uno cae en el bajón el otro está para abrazarte. Tenemos fe. No sabemos qué hizo el clic para que lo haga o si lo venía programando, pero pensamos que si está en un lugar que es bonito -a él le gustan los lugares agrestes- está a sus anchas. El tema es que cuando vuelva deberemos acordar que, si piensa irse otra vez, nos dé todos los datos para no tener el mundo de un lado para el otro y la familia angustiada, algo que él no evaluó”.