Concepción del Uruguay: allanaron y clausuraron un geriátrico por maltratos

Se trata de “La Casa de América”, ubicado en Boulevard Montoneras y Alberdi. Fue el segundo procedimiento en el hogar. Las condiciones en las que se encontraban los adultos mayores.

Allanaron el geriátrico en Concepción.
Allanaron el geriátrico en Concepción.

Un geriátrico de Concepción del Uruguay fue allanado y clausurado en las últimas horas, en el marco de una causa por supuestos maltratos.

Se trata de La Casa de América, ubicado en Boulevard Montoneras y Alberdi. Fue el segundo procedimiento en el hogar, dado que hubo un primer procedimiento en septiembre.

Como consecuencia de la denuncia, las dos dueñas del geriátrico fueron detenidas. La Fiscalía cuenta con imágenes y filmaciones que dan cuenta del padecimiento de adultos mayores que residían en el lugar.

El estado de los adultos mayores

Abandonados a su suerte, golpeados, maniatados, amordazados, mal alimentados, sucios con sus pañales con orina y materia fecal y rodeados de cucarachas, así estaban los ancianos y ancianas alojados en el geriátrico La Casa de América, en Concepción del Uruguay.

Los datos que constan en la causa que lleva adelante la fiscal, María José Labalta y que expusiera contundentemente en su alegato ante la jueza de Garantías, Melisa Ríos, cuando solicitó la prisión preventiva de las dos mujeres encargadas del lugar.

Antecedentes

Cabe destacar que el 8 de septiembre del corriente se habían realizado denuncias por parte de ex empleadas del geriátrico, pero al ser inspeccionado, no se encontraron grandes inconvenientes, ya que las encargadas tuvieron tiempo para “preparar” el lugar.

Lo sucedido en esta oportunidad, fue distinto, ya que ante la gravedad de los hechos y las imágenes que hoy son una prueba objetiva para la Justicia, se solicitó un allanamiento con irrupción de manera sorpresiva, lo que se concretó cerca de las 23 horas del lunes.

Los funcionarios policiales, junto a la fiscal María Becker y el médico forense, Adrián Siemens, fueron al lugar pero para evitar exaltar a los ancianos y ancianas internadas en el lugar, no ingresaron por la fuerza.

Sin embargo, debieron esperar varios minutos que se abriera la puerta, ya que la “única” enfermera para la atención de 14 internos, no tenía llave y debió ir a pedir a la dueña, que vivía en la planta alta, uno de las pruebas de la desidia con la que se trabajaba en el lugar, ya que en caso de ocurrir alguna urgencia, era imposible salir o abrir la puerta con rapidez.