La otra pasión de Camila Sosa Villada: canta las cuarenta

Conocida por su rol de actriz y dramaturga, Camila Sosa Villada es además dueña de una prosa filosa y encantadora. Su otra pasión también la liga al arte: el canto.

Camila despliega todo su talento en el escenario.
Camila despliega todo su talento en el escenario.

Por Fabricio Esperanza Especial

El nombre de Camila Sosa Villada hizo irrupción en el ámbito artístico de Córdoba cuando su obra unipersonal, “Carnes tolendas”, se fue ganando un lugar a fuerza de calidad, atrevimiento, talento y, también, gracias al boca en boca.

En su desarrollo, Camila contaba su historia: cómo se hizo travesti y todo lo que tuvo que afrontar luego de esa decisión. Su trabajo en la puesta mencionada corrió como reguero de pólvora en La Docta. Con el tiempo, los mismos comentarios se escucharon en rincones de Buenos Aires, urbe en la que Dios parece tener siempre los ingredientes de lo que se cocina por estos lados del mundo.

Cuando Día a Día le propuso hace unos días entrevistarla para hablar de su otra pasión, la idea era arrancar por las letras, algo que maneja de manera excelente. Sin embargo, en una charla distendida antes de la prueba de sonido de una de sus presentaciones, aclaró que eso podía incluirse como un combo de su actividad laboral, actoral y teatral, y fue ella quien precisó que si se trata de otras pasiones, el canto lleva la delantera.

–¿Siempre te gustó cantar?

–Podría decir que sí, porque desde que estaba en la escuela primaria siempre me gustó estar en los coros y cantar. Ya mucho después, desde que empecé a hacer teatro, me decían que tenía una buena voz, así que seguí. En realidad es indivisible, porque en mi casa estoy escuchando música todo el tiempo, me sentí siempre muy seducida por el trabajo de las cantantes mujeres, sobre todo del jazz.

–¿Vas a clases de canto?

–Sí, hace dos años que estoy tomando clases una vez por semana, es un aprendizaje constante, no solo en lo que tiene que ver con lo vocal, sino también en lo escénico: soy una actriz que se puso a cantar, una especie de infidelidad con el teatro. Pero está bueno porque no sé si podría sostener esto en una banda, por ejemplo.

–¿Qué escuchás y qué cantás de lo que escuchás?

–Escucho de todo, una gran variedad de géneros y grupos, pero lo que más se siente en mi casa es el jazz porque me encanta Billie Holiday, más que nadie. También un poco de blues, y después lo que venga. Las solistas mujeres son mis predilectas. Y canto eso que me gusta, dentro de lo que puedo y está a mi alcance.

–¿Qué te dice tu profe?

–Que soy su mejor alumna, ¡jaja! Por lo menos eso les dice a mis amigos. Trabajo con mucha responsabilidad, eso sí. Más allá de la pasión que siento por el canto, es profesional en tanto y en cuanto se gana dinero con esto, nunca podría decir que es un hobby. Sí encuentro diferencias en cómo vivo la música y cómo vivo el teatro. La música es más relajada, es más amable.

–Parece que siempre subyace un dejo de sufrimiento en tus respuestas. ¿Es así?

–No, no, pero no es rara la pregunta, porque siempre me asocian con eso, quizá por el dramatismo de los personajes que encarno. En realidad el laburo de escenario en cualquiera de sus formas es liberador, es una catarsis.

–Convengamos que vos también te encargaste de crear un aura en ese sentido.

–Es que los personajes que están al borde son los más lindos para interpretar, en los que se pueden juntar muchas emociones al mismo tiempo. En esta última obra sigo ese camino, porque hay cuestiones autobiográficas y además se suma lo que representa la historia de los personajes.

–¿Cómo te fue en el estreno?

–El Cabaret de la difunta Correa se estrenó el fin de semana pasado. La música y el canto están presentes y en eso tengo que agradecerle a Agustín Albrieu, con quien comparto escenario. Por suerte nos fue muy bien con el estreno, así que ahora viene la etapa de darle rodaje para disfrutarla, porque los estrenos tienen mucho de nervios y estrés, que se va dejando atrás con las presentaciones sucesivas.

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El diálogo se interrumpe cuando desde escenario le avisan a Camila que está todo listo para comenzar la prueba de sonido. Y ahí nomás, ella sube para despuntar, en el marco de su trabajo sobre las tablas, esa otra pasión que es el canto.