Quiénes son los delincuentes abatidos en Nueva Córdoba

Ricardo Serravalle fue uno de los voceros en el sangriento motín de la Penitenciaría en 2005. Había recuperado la libertad tras cumplir su pena. En la cárcel estudió y era considerado por muchos como un ejemplo de recuperación. 

Hidalgo.
Hidalgo.

Quienes conocen de historias carcelarias saben quién es Ricardo Serravalle. Durante el motín de 2005 en la Penitenciaría de San Martín, fue uno de los "voceros" que trató de evitar peores enfrentamientos y uno de los juzgados en el histórico juicio por lo ocurrido.

En la imagen de esta nota sale levantando la mano, en una de sus tantas intervenciones para dialogar con los jueces. En la cárcel había estudiado una carrera universitaria y era para muchos un ejemplo de recuperación en base al esfuerzo. Por el motín recibió una pena de 5 años y medio que se sumaron a la que venía cumpliendo por atracos "pesados".

“Me considero un tipo representativo entre los concientizadores, que es otra historia”, dijo en una ocasión durante una entrevista. “Hablo de los que queremos hacer un cambio en la vida, acá y allá... Yo hace siete años que cambié la pistola nueve milímetros por una lapicera. Estoy en tercer año de la Universidad y tengo promedio general de 7. Yo quiero salir vivo de aquí; quiero irme a mi casa. Tengo a mi madre de 72 años y quiero verla viva”, añadió.

Según fuentes judiciales y policiales, sería uno de los delincuentes que fue abatido este viernes durante el golpe comando en un departamento en Nueva Córdoba, que finalizó con un policía y dos ladrones muertos.

El otro sería un hombre llamado Rolando Ricardo Hidalgo (foto de abajo), alias "El Ciego", ambos con antecedentes "pesados": Hidalgo participó de un asalto comando en 1996 en un banco en Córdoba. Tenía un perfil más bajo que Serravalle, quien fue entrevistado durante años y salió en medios de tirada nacional por su modo de explicar la situación carcelaria y las diferencias sociales en el país.

Hidalgo.
Hidalgo.

Hace un tiempo salió de la cárcel al cumplir su pena, tras haber pasado muchos años "adentro" por participar de atracos caudalosos.

En distintos medios denunció las condiciones de hacinamiento y la explosiva situación en la ahora desaparecida cárcel de San Martín. También las irregularidades en la prisión y en la indiferencia de la Justicia con la gente que está tras las rejas.

En su momento le preguntaron si no temía represalias al denunciar esas cosas desde la cárcel. Respondió: "Cuando vos estás acá y después de lo que pasó el jueves y viernes (10 y 11 de febrero de 2005, durante el motín), cuando ves que la vida no vale nada, decís: ‘lo que estoy viviendo es gratis’. Y por eso todo lo que digo, si querés, te lo firmo. Prefiero morir como un hombre y no ser una rata cobarde. Lo que sí le pido a Dios es que me ayude a hacer lo que tengo que hacer lo mejor posible, porque no me queda otra”.