En fotos: la Iglesia de Córdoba llamó a movilizarse contra “la droga y la violencia”

La inseguridad en Córdoba es una de las problemáticas que mantiene en vilo a la ciudadanía. Pese a las movilizaciones de los vecinos, los robos y ataques piraña continúan siendo noticia de todos los días. Ante este panorama, la Arquidiócesis local se pronunció al respecto y convocó a una movilización, que tuvo lugar este lunes por la tarde en la explanada de la Catedral y frente a un numeroso grupo de personas que concurrieron al acto.

“No queremos ser otro Rosario”: vecinos de Córdoba se movilizarán para pedir más seguridad en los barrios

La consigna de la movilización fue “¡Basta de droga! ¡Basta de violencia!”. La encabezó el arzobispo cordobés, Ángel Sixto Rossi y participaron los curas que integran la Pastoral Social y el párroco Mariano Oberlin, cuya obra días atrás fue objeto de amenazas y foco de escopetazos en la zona baja de Müller, al sudeste de la ciudad de Córdoba.

Tras la balacera a su fundación en Córdoba, le designaron custodia policial al cura Mariano Oberlin

El clamor generalizado de los feligreses, a quienes también se les sumó el apoyo del Comité Interreligioso por la Paz (Comipaz), hizo eje en el rechazo a todo tipo de violencia. De este modo, se pidió frenar las manifestaciones de violencia que ocupan a la sociedad y que crezca la fraternidad entre los cordobeses.

“La Iglesia Católica convoca a manifestarse por esas consignas y en favor de los mas débiles y de quienes trabajan por ellos”, expresaron. Además, aseguraron que la convocatoria apunta a la ciudadanía en general, sin importar credo o pertenencia política.

QUÉ DIJO EL ARZOBISPO ÁNGEL ROSSI

“No es la consigna de ninguna facción, porque es la de todos. El tema central sea no la tajada propia, egoísta, sino el bien común de nuestra gente, el cuidado de todos y especialmente de los más débiles”, expresó el arzobispo Rossi.

Y planteó que se debe atender con urgencia el problema de la droga. “Este grito, este anhelo tampoco es exclusividad de ninguna religión. Es un lugar sagrado que nos une a todos los credos, es un templo común donde hay lugar también para quienes no profesan ninguna fe, donde descalzamos el alma, juntamos las manos, donde lloramos y rezamos”, clamó.

“Nos duele y nos llena de impotencia ver a nuestros niños y jóvenes hechos víctimas de la miserabilidad de unos pocos”, lamentó. Y sostuvo que los “abuelos en nuestros barrios” están encerrados, sin poder salir a la vereda para compartir unos mates, producto del peligro que se instaló en la provincia.