Quiénes son las gemelas mendocinas del rugby que encontraron una familia en el club Universitario

Las hermanas Gabriela y Anabel Algañaraz, de 30 años, contaron de sus experiencias con el rugby y lo importante que este deporte es en sus vidas.

Anabel y Gabriela, las gemelas del rugby mendocino
Anabel y Gabriela, las gemelas del rugby mendocino Foto: Familia Algañaraz

“Tener a tu melliza en la cancha, es diferente a todo”, expresaron las hermanas gemelas que juegan al rugby, Gabriela y Anabel Algañaraz. Ambas juegan de apertura y le aportan a Universitario la experiencia de ser referencia y transmisoras de los valores de equipo y de luchar por el rugby femenino.

Las flamantes campeonas provinciales y del Regional, dialogaron con Vía Mendoza para contar cómo se comparte en un deporte en donde cuesta aún entender que la mujer también lo puede jugar y disfrutar. Y sobre todo, de encontrar en un grupo de pares la inclusión.

Anabel y Gabriela, las gemelas del rugby mendocino.
Anabel y Gabriela, las gemelas del rugby mendocino. Foto: Familia Algarañaz

“Universitario nos hizo sentir que pertenecemos a su familia. Salimos a la cancha pensando en eso. Nos emociona ver a tantas chicas que se van sumando. Y tratamos de transmitir los valores que tenía ‘Kuki’, exjugadora que por una enfermedad no pudo seguir acompañándonos en esta vida. Pero sabemos que desde donde está, lo sigue haciendo”, confió Gabriela, quien recordó a Mariela Agüero, fallecida en el 2018 y por quien cada noviembre se realiza el K9, torneo homenaje a la entrañable ‘9′ de las ‘Guanacas’ de la ‘U’.

El rugby como ‘cable a tierra’

Gabriela fue quien tomó la decisión de comenzar la práctica del rugby para superar problemas de pánico y estrés, y el rugby “fue mi empuje a seguir adelante, porque como en la cancha es en la vida”.

Anabel y Gabriela, las gemelas del rugby mendocino.
Anabel y Gabriela, las gemelas del rugby mendocino. Foto: Familia Algarañaz

“Cursaba en la Universidad”, contó Gabriela. “Estudiaba con Daniela Pécora y éramos ayudantes de cátedra. Yo estaba buscando un deporte para distraerme, como un cable a tierra. Me invitó pero dudaba porque me imaginaba que era violento y porque pensaba que con mi estatura y delgadez no podría jugarlo. Me arriesgué y fui. Pero para sentirme más acompañada le dije a mi hermana que me acompañara”, dijo la jugadora, que en aquel momento pesaba 47 kilos.

“Fuimos a Banco Nación donde nos hicieron sentir muy incluidas, el grupo se fue formando de a poco, sumándose con las novias de jugadores para consolidar un lindo equipo”, detalló Gabi, la mayor de las hermanas, aunque si bien nacieron por cesaria, “tengo el DNI con un número menos así que ya está, quedé como la mayor”, afirmó.

Anabel y Gabriela, las gemelas del rugby mendocino.
Anabel y Gabriela, las gemelas del rugby mendocino. Foto: Familia Algaraña

Luego, en el 2018, todo el equipo emigró de Banco a Universitario. Incluso el entrenador Rubén ‘Canito’ Barrionuevo, porque “no hay apoyo de las instituciones y la ‘U’ nos brindó todo. Presentamos el proyecto en este club, como lo hicimos en otros, y de todos los No Universitario fue el único que le interesó. Nos abrió las puertas, nos permitió entrenar en su cancha, lo cual nunca antes lo habíamos podido conseguir y nos dio material deportivo. Lo que alguna vez soñamos. Tenemos entrenador, preparador físico, manager, realmente no hacen sentir valoradas como deportistas”, sostuvo quien también quien hace las veces de wing.

Gabriela mide 1,53 y Anabel 1,62. Sin embargo, de no ser por algunos rasgos, no hay forma de diferenciarlas. Según contaron, en un partido, Anabel hizo “un tacle tardío y el referí debía amonestarla. La confusión fue con Gabriela, quien “le advirtió -para no ser expulsada- que no había sido ella y me señaló diciendo ‘fue mi hermana’”.

Anabel y Gabriela, las gemelas del rugby mendocino.
Anabel y Gabriela, las gemelas del rugby mendocino. Foto: Familia Algarañaz

Pese a esta anécdota de hermanas, “es muy lindo jugar con ella al lado. Si bien cuando entrás en la cancha todas somos hermanas, jugar con la de tu sangre tiene un plus. Compartís una alegría más. Cuando entro a jugar con ella se borran los problemas y solo se comparten alegrías. Y defenderla, para que nadie la toque, sale por naturaleza”, comentó Gabi con una sonrisa.

Y Anabel, quien actualmente se recupera de una lesión en su rodilla, agregó: “Algunas peleas son lógicas. Pero se comparten anécdotas, jugadas, discusiones sobre qué está bien o mal. Ser jugadoras y hermanas es único. No sé explicarlo, porque tener tu melliza en la cancha es diferente a todo”.

Anabel y Gabriela, las gemelas del rugby mendocino.
Anabel y Gabriela, las gemelas del rugby mendocino. Foto: Familia Algarañaz

Los pro y los contra de jugar al rugby

“Estaba de novia y tuvimos que cortar. No nos pudimos entender por no poder compartir el deporte. A él no le gustaba mucho que lo jugara y se complicó para seguir la relación. Para mí el rugby es la vida, no me veo lejos de esta actividad. Y cuando no lo pueda jugar más, seguiré trabajando por él, en otra función”, contó Ani.

“Para nosotros es lo que más nos hace feliz. Muchos no entienden, pero aconsejo que lo practiquen para que sepan entender”, agregó Gabi.

Anabel y Gabriela, las gemelas del rugby mendocino.
Anabel y Gabriela, las gemelas del rugby mendocino. Foto: Familia Algarañaz

Los objetivos en el rugby femenino

Las gemelas tienen como meta hacer crecer el rugby femenino, hacerlo crecer desde las infantiles, armar semilleros con los valores que este deporte pregona, el de la amistad, la inclusión y la contención. Para eso hace falta el acompañamiento de las instituciones, la difusión de la rama de este deporte, el apoyo de dirigentes , arbitraje y entrenadores, que los clubes nos le den el espacio a las mujeres y niñas.

Para eso, la intención de las gemelas es involucrarse. De allí que están a punto de recibirse en el profesorado de Educación Física para ser entrenadoras y formar a nuevas rugbiers o desde el rol de dirigentes, para solucionar las falencias institucionales existentes en el rugby femenino.

“Pensamos que el rugby femenino debería ser obligatorio en todos los clubes de la URC, porque es un deporte olímpico y debe promocionarse. Pero todavía hay machismo en el rugby mendocino y ante eso debemos pelear”, manifestó Anabel.

“Porque Mendoza tiene buenas jugadoras. Porque pese a estas falencias, en donde tuvimos un seleccionado que -por ejemplo, debió jugar un Nacional con camisetas de varones que debieron adaptarse a los cuerpos de las chicas-, alcanzó un valioso cuarto lugar. Y así como hablamos de problemas que hay en el femenino, debemos destacar el trabajo de quienes empujan para que el deporte se desarrolle y crezca, como Julieta Bignolo y Carlos Efimenco (Departamento de Desarrollo de la URC), Danilo Román (seleccionador mendocino) y los entrenadores de los equipos, entre ellos el nuestro, Gustavo Canale”, finalizó Gabriela.

Trayectoria deportiva de las mellizas mendocinas

Ganaron tres Provinciales, dos con Universitario y uno con Banco Nación. Además, obtuvieron dos Regionales con Universitario y dos con Pumai (club mendocino que alcanzó la mejor posición en la historia del rugby femenino mendocino, con un octavo lugar).

Como jugadoras participaron en total nueve Regionales, torneos Universitarios en Córdoba, amistosos en Chile y un torneo por la lucha ante la violencia de género en Paraná.

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