Alberto Fernández despidió con un último adiós a una abuela entrerriana

El presidente publicó un mensaje para despedir a "Chela" de Fontana, integrante de Abuelas de Plaza de Mayo y oriunda de Entre Ríos.

Abuela de Plaza de Mayo Entre Ríos
Abuela de Plaza de Mayo Entre Ríos

El presidente Alberto Fernández despidió, a través de sus redes sociales, a Clelia 'Chela' Deharbe de Fontana quien falleció este sábado a los 88 años por un ACV. Chela era integrante de Abuelas de Plaza de Mayo y había nacido en la localidad entrerriana de Seguí.

"Clelia 'Chela' Deharbe de Fontana nos ha dejado. Aun así, su presencia será eterna porque inmensa ha sido su vida. Cómo inmensa es la vida de cada Madre y Abuela que con coraje enfrentaron a la dictadura y a los poderosos de siempre reclamando verdad y justicia", fueron las palabras que usó el presidente para despedir a la abuela entrerriana.

La muerte de Chela fue comunicada por la propia agrupación de Abuelas desde donde contaron  que "hasta antes de la cuarentena, Chela viajaba desde Martín Coronado cada semana para asistir a las reuniones de Comisión Directiva, donde se desempeñaba como segunda vocal".

En relación a la causa de la muerte, desde la cuenta oficial de Facebook de Abuelas de Plaza de Mayo explicaron que "Un ACV la apagó en este tiempo de distanciamiento, pero sus enseñanzas seguirán iluminando nuestra lucha. Cuando las condiciones sanitarias lo permitan, la despediremos con un homenaje como merece toda Abuela".

La historia de Chela
Clelia nació en la localidad entrerriana de Seguí un 28 de octubre de 1931. En nuestra provincia se casó con Rubén Fontana y vivieron aquí los primeros años de casados hasta que migraron a probar suerte a Caseros, provincia de Buenos Aires, según cuentan desde la agrupación.

Chela y su familia se acercaron tempranamente a Abuelas, cuando secuestraron a su hija Liliana, embarazada de dos meses y medio, y a su yerno Pedro Sandoval el 1° de julio de 1977, en la casa que se estaban construyendo, también en Caseros. Su marido Rubén Fontana, quien falleció en 2016, fue muy presente en la búsqueda, al igual que sus otros hijos Edgardo y Silvia.

La restitución del hijo de Liliana y Pedro llegó en 2006, de la mano del avance de la genética, que permite tomar muestras de ADN de objetos personales, cuando un posible nieto se niega a la extracción. Aunque al principio fue difícil, Chela, con su dulzura fue acercando a su nieto a su historia. Hasta que un día decidió ponerse el nombre que sus padres habían elegido para él en cautiverio: Pedro Sandoval Fontana.