Juan Minujín: Los jóvenes son los que van a poner de pie al país

Feminista convencido, nos habla de esta charla de las diferencias entre los desnudos femeninos y masculinos (los suyos ya son legendarios), de su relación con Adrian Suar y de su mirada optimista sobre este país nuestro.

Juan Minujín
Juan Minujín

La hora del desayuno es el momento del encuentro con Juan Minujín, en un bar, con Rumbos. Pide un café con leche descremada, tostadas con queso light y yogur bajas calorías. "Me cuido, no es bueno tanta lactosa y además, pasando los cuarenta, todo el tema físico se hace cuesta arriba", confiesa, sin mediar pregunta, el protagonista de uno de los pocos éxitos actuales de de la escena teatral en estos días de crisis. En "La verdad", obra que lo devuelve al escenario después de cuatro años, Minujín interpreta a Martín, un mentiroso serial e inescrupuloso, aunque curiosamente querible.

¿Qué te gustó del personaje?

Bueno, quedaría bárbaro que dijera que no tiene nada que ver conmigo, pero no lo voy a decir para evitar obviedades. Entonces destaco la impunidad fresca del personaje, que no tiene maldad, que miente no pensando en perjudicar al otro ni disfrutando esa maldad, sino que sólo piensa en su placer.

Es un chanta que no se hace cargo de lo que genera…

Sí, claro, está tan enfrascado en su egolatría, en su placer, que no se le pasa por la cabeza registrar al otro. El tipo está lejos de ser un psicópata; es encantador, seductor, simpático y, a pesar de todo, buen amigo y un marido atento. Pero tiene un discurso bochornoso que él defiende, como cuando dice “me parece al pedo sentirse culpable, a la vida hay que disfrutarla”. Martín se mueve bien viviendo en la mentira, hasta que, de repente, se le derrumba el castillo de naipes.

"Todo el mundo sería más feliz si dejara de decir la verdad", justifica tu personaje…

Es que algo de cierto tiene esa frase, porque la verdad es mucho más dañina que lo que uno cree. Muchas cosas buenas se sostienen por una mentira. Pero yo no voy a decir si adhiero o no a este tipo de frases, tampoco voy a entrar en polémicas, pero sí coincido con que la obra no baja líneas morales ni juzga a la mentira. La obra abre un interrogante más que interesante y que puede abrir un debate: ¿es necesario decir todo el tiempo la verdad?

Hay otra proclama llamativa de tu personaje: "Si la gente dejara de mentir, no existiría ninguna pareja en la Tierra"… ¿Qué opinás?

Bueno, un poco cierta debe ser, ¿no? –risas cómplices-. Hay algo en las parejas que se sostiene gracias a un equilibrio delicado, un equilibrio que a veces es alimentado por la mentira blanca, la piadosa.

Para deleite de la platea femenina, que te sigue y mucho, obsequiás un cola-less como sucedió en la tira "100 días para enamorarse"…

La verdad es que estoy cómodo, no me afecta para nada y encima me divierto, es algo que he hecho antes en otras obras y también en cine... Y parece que rinde.

¿No lo ves como una cosificación?

(Arquea las cejas, extrañado) No, para nada. Yo contribuyo para que suceda el cola-less, estoy convencido que aporta, que surte efecto. Nadie me lo impone, tampoco por esa escena se venden más entradas…

¿Será que el varón tiene más licencias?

Si yo tengo el culo poceado, si tengo rollos, si no tengo la tonicidad suficiente, no pasa nada, está todo permitido y seguro que me piropearán igual, los flacos inclusive. Agarrá ahora cualquiera de las revistas que hay en este bar y vas a ver que el 90 por ciento tiene en su tapa minas re flacas, con las tetas bien arriba y el traste esculpido, producto de esfuerzos, dietas, limitaciones. En ese sentido, no existe la cosificación masculina, no podemos poner en el mismo plano a ellas y a nosotros.

¿Siguen padeciendo las mujeres la exposición física en la actuación?

Este medio en particular es terriblemente hostil con la mujer, le exige mucho más que al hombre. Falta un siglo para que los varones podamos decir que somos víctimas de cosificación, simplemente porque la cultura y la sociedad han rumbeado para otro lado.

¿Y el ambiente del espectáculo?

Formo parte de un mundo retrógrado y visiblemente injusto. Si un actor o director de 50 años anda con una actriz de 25 está bárbaro, pero si es al revés está visto como un horror. Y si el tipo de cincuenta tiene una pareja mujer de su edad, los comentarios a ella la van a liquidar… ¿Se entiende? Si el actor engorda, se arruga o echa canas, se habla de un hombre de carácter, de una madurez plena; en cambio si ocurre lo mismo con una mujer le ofrecen un papel de abuela, o la marginan y no la convocan más.

Es dura tu crítica al medio del que formás parte…

Es que a veces me da vergüenza, es realmente un pensamiento propio del medioevo pensar y actuar así… También podrían empezar los medios a divulgar esta idea de que una mujer tiene que dejar de ser una potra. Culturalmente estamos muy lejos de eso, pero hay que tomar la iniciativa de una buena vez. Me refiero a todos: nuestro medio, al periodismo, a los autores de libretos, los que hacen castings, las publicidades. Es hora, viejo –se indigna-.

Se te siente muy comprometido… Casi que representás al actor "ideal" del siglo XXI…

Bueno, tengo una mirada progresista y muy feminista. Admiro y me emociona todo este movimiento y como decía antes estoy orgulloso de notar que la sociedad está avanzando, que la sociedad no es indiferente ante el sistema patriarcal que de una buena vez tiene que desaparecer…

Todavía está fresco en el recuerdo cuando sacaste el pañuelo verde en la mesa de Mirtha Legrand…

No fue una provocación, fue un pedido de mi hija Amanda, que me regaló el pañuelo y me pareció oportuno mostrarlo en una pantalla tan importante como la de El Trece. Mirtha expresó su sentir, no lo compartió, pero me respetó.

Disfruta el presente Juan, aprecia no tener que grabar doce horas por día como venía ocurriendo el último lustro, cuando la tele lo cooptó para protagonizar cuanta tira surgiera en Telefé, El Trece y la TV Pública: "Viudas e Hijas del Rock & Roll", dos temporadas de "El Marginal", "Loco por vos" y "Cien días para enamorarse". "Estoy fascinado con mi versión casera, de padre omnipresente y que propone experimentar jugando. Ahora con mis hijas Amanda (13) y Carmela (9) estamos tomando clases de piano, canto y tenis, todo junto, y nos matamos de risa, estar con ellas es lo que más me gusta. Nos debemos muchos momentos, así que quiero aprovechar este tiempo libre", hace saber y remarca que "sólo busco actividades que no tengan que ver con lo laboral, no busco sacarle rédito a todo". De todas maneras, ya es un hecho que en octubre volverán las jornadas maratónicas cuando empiece a rodar "Volver a empezar", la nueva tira de Underground, que irá en el prime-time de Telefé en 2020, y que coprotagonizará, otra vez, con Carla Peterson.

Pocos actores cuentan con la libertad de acción que tenés vos en cuanto a canales y productoras…

Soy libre de trabajar en Underground, Pol-ka, en la TV pública, en la calle Corrientes, en el off. No tengo contratos exclusivos con nadie. Yo me manejo a partir de los proyectos, no pienso en marcas ni rótulos, y creo que eso se nota, por lo que nadie se siente ofendido o desairado.

¿En qué te modificó la popularidad?

Siempre fui un tipo prejuicioso con ese tema, y ahora, que la experimento ya hace un tiempo, la aprendí a disfrutar, porque disfruto del contacto con la gente.

“El mundo del espectáculo es terriblemente hostil con la mujer, 
le exige mucho más que al hombre” (Foto: Fede López Claro)
“El mundo del espectáculo es terriblemente hostil con la mujer, le exige mucho más que al hombre” (Foto: Fede López Claro)

¿Se te fue el prejuicio?

Sí, gracias a conocer tipos fundamentales del medio como Adrián Suar, Sebastián Ortega o el mismo Gustavo Yankelevich, popes en lo que hacen. Ellos me dan absoluta libertad y se manejan en forma similar, sin estar encima, confiando y escuchando contrapropuestas. Así que el prejuicio fue diluyéndose.

¿Te pesa?

No, la verdad es que la llevo bien, tampoco se me cuelgan en la calle, entonces la llevo al lado lúdico, como casi todo en este oficio. Me parece que la fama está desvirtuada, hoy cualquiera que aparezca en la tele tiene autoridad sólo por esa condición.

¿Qué hay de cierto con esto de que la popularidad quema el bocho?

A mí me agarró bien plantado. Con cierta edad, con una mujer que es una compañera de fierro y dos hijas, debo tener los pies en la tierra.

¿Qué es tener una carrera exitosa?

No tengo la menor idea. Yo te puedo hablar del éxito afectivo, no el de una carrera, que a mí no me llena nada, de verdad. Trabajo, rating, continuidad, prestigio, yo quiero que mis hijas me den bola, me hablen, quiero ser plan para ellas… y que mis amigos me quieran por otra cosa, no porque estoy en un programa de 20 puntos de rating. Y quiero separar la carrera exitosa de la realización personal, que sí es muy importante.

¿Cuál fue el punto de inflexión que te llevó a ser el actor famoso y requerido?

La película "Dos más dos" (2012) fue un exitazo y rápidamente eso me abrió las puertas de El Trece con la tira "Solamente vos", en la que interpreté a Félix, un personaje muy vistoso y gracioso, contrafigura del rol de Adrián Suar y novio de Natalia Oreiro… Ahí me di cuenta de que mi relación con la calle había cambiado.

¿Cuánto incidió Suar en ese salto?

Matemáticamente no mucho, porque no estaba previsto, pero que nos conociéramos con Adrián, que pegáramos onda y que le gustara mi laburo, de alguna manera repercutió en mi laburo. Adrián es un buen tipo, lo quiero mucho.

"Son tiempos muy críticos y tristes, pero yo veo que las generaciones jóvenes, los adolescentes, tienen otra cabeza, más evolucionada y más libre." (Foto: Fede López Claro)
"Son tiempos muy críticos y tristes, pero yo veo que las generaciones jóvenes, los adolescentes, tienen otra cabeza, más evolucionada y más libre." (Foto: Fede López Claro)

¿Te hubiese gustado haber nacido en la televisión en lugar del teatro?

Bueno, para qué cambiar… Seguramente sería otro tipo de actor. Ni mejor ni peor, pero sí con otras necesidades, con otros intereses. Sin tanto mambo…

¿Mambo?

El actor que nace en teatro tiene más neuras, tiene más complejos, locuras, siempre busca un poco más, suele estar más insatisfecho y tener una mirada menos contemplativa.

Hay una nueva forma de preguntar a los actores, que tiene que ver con temas más sensibles y comprometidos. ¿Cómo te llevás vos como receptor de esas consultas?

Lo que yo no quiero es ser opinólogo, hablar de cualquier cosa. Yo opino de lo que puedo aportar y sabiendo qué estoy diciendo. No me sumo a la patria panelista, hay muchos y lo hacen mucho mejor que yo. Tampoco siento necesario tener que ir hablando del escándalo del día…

La sociedad está atravesando momentos complicados y estamos en un año caliente, electoral. ¿Cuál es tu visión?

Tengo clara la situación que estamos viviendo, pero soy optimista, siempre fui así. Soy de mirar el vaso medio lleno. Son tiempos muy críticos y tristes, pero yo veo que las generaciones jóvenes, los adolescentes, tienen otra cabeza, más evolucionada y más libre, y esa generación es la que pondrá de pie al país.