Color y tipo de uva: las claves para elegir el mejor rosado para tu cena

Los días cálidos piden la compañía refrescante de un rosé. Un repaso por sus características más importantes y los tips que debés tener en cuenta al momento de comprar.

Vinos (Archivo: Rumbos)
Vinos (Archivo: Rumbos)

Son excelentes compañeros de atardeceres en pareja o con amigos. También son perfectos para iniciar y alentar charlas descontracturadas, e ideales para cerrar encuentros amenos. Y bebidos en soledad, resultan una gran elección si la idea es encauzar los pensamientos por senderos placenteros. Pueden tomarse solos, como aperitivo, o acompañando picadas y almuerzos livianos y frugales. Aunque también hay quienes los eligen para un asado o para apagar platos picantes.

Si hay algo que distingue a los rosados es su versatilidad en maridajes y su carácter chispeante y divertido. Pero para ser sinceros la fama tan bien merecida de la que hoy gozan estos vinos es cosa de los últimos años. Y es que hasta no hace mucho integraban la lista de los "clase B" por ser considerados el producto secundario de la vinificación de los tintos. Cuenta Rogelio Rabino, responsable de Viticultura y Enología de Bodega Kaiken, que se producían a partir "del sangrado de las piletas para concentrar, pero era el sangrado de un vino pensado para ser tinto". El resultado era un rosado con mucho color y súper alcohólico. "No se encontraba el momento para tomarlo, ni su lugar", recuerda. Todo cambió cuando las bodegas comenzaron a elaborar rosados pensados como tales desde el principio, a partir de cosechas tempranas y utilizando sistemas de vinificación ad hoc, como el prensado, que implica hacerlo a partir de uva tinta pero como blanco. Pablo Cúneo, director de Enología de Bodega Luigi Bosca, coincide en destacar el momento de la cosecha como "crucial" para lograr los rosados que todos buscan: "con bajo nivel de alcohol, mayor acidez y perfiles aromáticos frescos".

El estilo que es tendencia

Los de Provenza, con sus colores pálidos y sus aromas a fruta roja fresca, cítricos y flores, sentaron las bases de los rosados actuales. También Rioja, Rivera del Duero, Cigales y Navarra, en España, además de California, se destacan por la producción de rosés muy apreciados a nivel mundial. En tanto, en Argentina, su evolución viene siendo más que notable.

En el mercado pueden encontrarse cientos de versiones, pero los que hoy se imponen son los gastronómicos y sutiles: "Son un poco más austeros en nariz, y combinan notas cítricas y florales. Poseen acidez balanceada y buena media boca", sostiene José Lovaglio Balbo, enólogo y responsable de Comercio Exterior de Susana Balbo Wines. Por su parte, el winemaker de Luigi Bosca, asegura que los que son tendencia poseen sabores y aromas elegantes: "Se desea que prime la expresión frutal y que se pueda percibir su frescura y suavidad", subraya. En este sentido, la cosecha 2020 fue fenomenal. Una mezcla de altas temperaturas y pocas lluvias afectó la evolución de los viñedos pero a partir de una cosecha temprana se logró "preservar la frescura y obtener rosados superexpresivos y muy varietales", confirma Rabino, de Kaiken.

Vinos (Archivo: Rumbos)
Vinos (Archivo: Rumbos)

Sobre la complejidad

¿Se les puede pedir complejidad a los rosados? Al tratarse de vinos aromáticamente frescos que, en general, no hacen crianza, pueden parecer menos complejos en comparación con los tintos o blancos añejados en barrica. Sin embargo, los enólogos echan mano de estrategias, como el corte de variedades con distintos perfiles aromáticos, "que se traducen en vinos que ofrecen un abanico de aromas primarios o frutales muy diversos", explica Cúneo.

Su par de Susana Balbo Wines también sostiene que los rosados pueden ser bastante complejos: "En los multivarietales el desafío es lograr la expresión de madurez temprana en cada uno de los varietales utilizados para alcanzar así una complejidad aromática interesante", asegura. Según el enólogo, también incide el manejo que se haga tras la fermentación para lograr una media boca compleja y de estructura.

En síntesis, todo dependerá del nivel de atención a los detalles que hayan puesto los expertos durante el proceso de elaboración. Y en este sentido son cada vez más las bodegas locales enfocadas en la producción de exponentes con muchos matices.

Tips para elegirlos

La oferta de rosados argentinos hoy es enorme. Las góndolas de los supermercados y las vinotecas se plagaron de propuestas de lo más diversas tanto por las variedades de uvas utilizadas como por la creatividad y la pericia que despliegan los enólogos al momento de elaborarlos.

A la vez, los packagings y las etiquetas se sofisticaron con tipografías y diseños novedosos y tentadores (entre los casos emblemáticos se destaca el de Susana Balbo Signature Rosé, un rosado de alta gama con tapón de vidrio). Pero eso no es todo, porque también entra en juego la cuestión cromática, con botellas traslúcidas que dejan ver colores y brillos seductores. Difícil tarea la de elegirlos si no se tienen en cuenta algunos tips.

La variedad de las uvas utilizadas en cada caso aportará pistas importantes respecto de los sabores y aromas esperables. Por obvias razones, en Argentina la más usada para los rosados es la Malbec, pero los hay elaborados a partir de otras uvas tintas y también en combinaciones de tintas y blancas.

En líneas generales, un rosado de Malbec podrá ser muy frutado y con buena acidez natural, mientras que uno de Pinot Gris o Pinot Noir, o un corte de ambas, "resultará más austero y elegante", observa Elisabeth Checa, periodista especializada e indiscutida referente en el mundo del vino. También hay rosados muy interesantes de Syrah y de Cabernet Franc. "Los Syrah se distinguen por ser secos, trémulos y algo especiados. Los de Cabernet Franc tienen más textura, más cuerpo y destacan por su elegancia", agrega Checa.

Qué nos dice el color

En cuanto a lo cromático, estos vinos pueden ir desde el rosa salmón suave hasta un rojo subido, pasando por diversas gamas de cobrizos y naranjas; todo dependerá de las uvas y las técnicas de elaboración. Los que están de moda son los de tonos tenues y atractivos, "como los rosas salmón, cobrizos o piel de cebolla", asegura Cúneo.

Pero ojo, porque el color no es un indicativo del sabor del vino: "Los aromas, el equilibrio y la frescura pueden ser muy distintos entre dos vinos rosados con colores o matices similares", explica el enólogo de Luigi Bosca. Sin embargo, la intensidad del color sí puede darnos alguna pista sobre el nivel de madurez de sus aromas o sobre su cuerpo o carácter: "Colores más pálidos, se asocian a vinos más fluidos, colores más oscuros, a vinos con algo más de cuerpo", afirma.

Maridajes habituales (y otros no tanto)

Los rosados son vinos frescos y esa característica los hace muy versátiles a la hora de maridar. Lo más habitual es elegirlos para disfrutar junto a platos frugales, a base de vegetales y pescados: acompañan muy bien ensaladas, verduras grilladas, ceviches, mariscos y guacamole. Pero (hablando de maridar siempre hay peros) muchos los prefieren junto a las picadas y los asados, e incluso para limpiar el paladar con su frescura en el caso de platos picantes o muy condimentados, currys o pastas con salsas espesas. También pueden integrar tragos junto a bebidas blancas, como vodka o tequila, jugo de limón y frutos rojos