San Alejo: protector contra la envidia, los chismes y la hechicería

La oración de San Alejo es una segura protección contra el mal, y en su día te contamos por qué.

Quién fue San Alejo, protector contra la envidia, los chismes y la hechicería (web).
Quién fue San Alejo, protector contra la envidia, los chismes y la hechicería (web).

San Alejo de Roma es venerado por la Iglesia Católica y la Ortodoxa, cuya vida es conocida gracias a un poema del siglo XI. Vivió gran parte de su vida en Siria, y ofrece protección contra los chismes y las malas lenguas. En Salta, un cerro de La Caldera lleva su nombre.

La historia de San Alejo, el protector contra la envidia, los chismes y la hechicería

Según el poema, Alejo era hijo de una pareja acaudalada romana. Desde chico repartía dinero y ayudaba a los más necesitados, y a los 20 años dejó todo para vivir en Siria. Durante 17 años se dedicó a la adoración y la penitencia, mendigando y ayudando a gente. Regresó a Roma, a mendigar en la casa de sus padres, que no lo reconocieron.

San Alejo (web)
San Alejo (web)

Alejo pasó otros 17 años durmiendo bajo la escalera de la casa de sus padres, mendigando y realizando tareas. Finalmente, enfermó, y una versión cuenta que, moribundo, reveló a sus padres su identidad. Otra cuenta que escribió su vida, y que ante su muerte sus padres encontraron su escrito.

Después de su muerte, se le atribuyen muchos milagros en favor de quienes se encomendaron a él.

La oración a San Alejo

¡Oh, glorioso San Alejo! siervo fiel, piadoso y bueno, que estás en la Gloria, ante la presencia de Dios. Hoy te pido: aléjame de todo mal.

Bienaventurado San Alejo, tú que tienes el poder de alejar todo lo malo que rodea a los siervos del Señor, haz que sea invisible para mis enemigos.

Tú que encontraste favor ante María, aléjame de Satanás, aléjame del enemigo, del mentiroso, del traidor y del dañino, del que siembra cizaña a mi alrededor, del que con maldades, magias, conjuros o hechicerías me quiere atar, embrujar y mi vida perjudicar.

Líbrame de las malas lenguas, de los chismes, difamaciones e intrigas, de todo aquel que quiera verme rendido y hundido.

San Alejo bendito, aléjame de la envidia, del mal de ojo y la injusticia. Aléjame de los celos y el rencor, de la infidelidad, la traición, el rechazo y la soledad. Escóndeme donde no me puedan encontrar, los que quieren causar mi perdición.

Oh Glorioso San Alejo, llamado "el Hombre de Dios", acércame a Jesús y a María, para que con sus Divinas Bondades me concedan la protección, que con humildad te solicito.

“San Alejo bendito, por la Santísima Virgen María, por su amado Hijo Jesucristo y por la gracia del Espíritu Santo, ten piedad de mí y no desoigas mi pedido. Amén.