Una mujer se complotó con una escribana para estafar a su propio abuelo

Con engaños lograron que el anciano les cediera todos sus bienes. Las dos están imputadas por fraude.

Anciano. (Imagen ilustrativa)
Anciano. (Imagen ilustrativa)

Un anciano residente de Salta recibió una sorpresa en noviembre de 2018, cuando su nieta, Paula Betiana Arancibia, a la que no veía hace 14 años, se presentó en su casa y le dijo que quería reanudar la relación con él y su mujer. Según contó el hombre, había perdido relación con su nieta y su familia por la distancia y discusiones que surgieron entre ambas partes.

En varias oportunidades la nieta insistió en retomar el vínculo, ganándose de a poco la confianza de su abuelo y su pareja, visitándolos para tomar mate y charlar. Y en una de esas visitas, como al paso, la mujer preguntó a la pareja por el estado de los papeles de su vivienda y ambos le manifestaron que contaban con una porción hereditaria.

A partir de entonces las visitas se hicieron más asiduas, al punto que los acompañaba a realizar trámites en el centro de la ciudad, tareas domésticas e incluso visitas al médico y actividades sociales, por la complejidad que implicaba para ellos hacerlo de manera independiente.

Desde abril del año pasado, la joven comenzó a sugerirle a su abuelo que le firmara un poder con fines asistenciales de control y protección. Logró convencerlo de ir a una escribanía donde la notaria, luego de reunirse con su nieta, lo hizo pasar para hacerle un par de preguntas y luego lo hizo firmar un documento sin explicarle el contenido ni darle una copia.

Al volver a su casa, el anciano relató a su pareja, Gercy Socorro Rabaiotti, ya fallecida, lo sucedido y esta le dijo que él se debería haber quedado con una copia del documento. Acto seguido volvieron a la escribanía y exigieron a la notaria, María Virginia Flores, su copia. Así se dieron cuenta que lo que había firmado era una constancia por la cual donaba sus acciones y derechos hereditarios de su vivienda.

Ambas mujeres, Paula Betiana Arancibia y María Virginia Flores, nieta del damnificado y la escribana respectivamente, fueron imputadas por el delito de defraudación por suscripción engañosa de documento y falsedad ideológica.