La abrupta bajante del Paraná dejó al descubierto un buque centenario

Fue encontrado por un pesquero a unos 200 metros del cauce principal, en un zona conocida como Cancha del Dorado, cerca de San Pedro. 

Carmen Ligera
Carmen Ligera

El río Paraná bajó este año a niveles históricos y en ese marco dejó al descubierto un navío centenario. Se trata del buque "Carmen Ligera", que se hundió la noche del 21 de agosto de 1921 por causa de un incendio. La tripulación pudo salvarse en un bote y poco después fue rescatada.

Los restos del barco aparecieron a unos 200 metros del cauce principal del río Paraná, en una zona conocida como Cancha del Dorado. Un pesquero subió las imágenes a Facebook y enseguida llamó la atención del director del Museo Paleontológico de San Pedro.

"Llegamos al barco con toda la fortuna de que ese día hubo una bajada aún mayor que en los días anteriores, por lo que no sólo se veía la proa sino también la barcaza en toda su extensión con la bodega, la sala de máquinas y demás compartimentos", contó José Luis Aguilar. La embarcación se encuentra semi enterrada y no la pueden retirar producto del deterioro de casi un siglo.

UN NAUFRAGIO DE 97 AÑOS...

HALLAZGO HISTÓRICO POR LA GRAN BAJANTE DEL PARANÁ DESCUBREN UN BUQUE QUE NAUFRAGÓ EN 1921 Es un lanchón comercial incendiado y hundido hace 97 años Domingo Novaro es un ferviente amante de la pesca deportiva y en una de sus salidas al río, algo lo sorprendió. La gran bajante que atraviesa por estos días el Paraná, permitía ver los restos semi sumergidos de un viejo navío de madera, en un pequeño arroyo subsidiario del gran río. Novaro subió sus fotos a la red social Facebook por si alguno de sus contactos sabía de qué barco se podía tratar. La consulta no tardó en hacer efecto y desde el Museo Paleontológico de San Pedro, José Luis Aguilar, se comunicó con él para tratar de aportar detalles a aquel enigma náutico. Con los datos brindados por el pescador, desde el Museo de San Pedro se pusieron a analizar antiguos naufragios ocurridos en la zona. La tarea recayó en el historiador del grupo, Fernando Chiodini, gran conocedor del río y su pasado. En poco tiempo las dudas comenzaron a convertirse en datos y todo comenzó a rondar alrededor de un único naufragio ocurrido en la zona el 21 de agosto de 1921: la lancha comercial “Carmen Ligera”. Un naufragio de un siglo “Carmen Ligera” era un lanchón con motor a nafta que transportaba mercaderías generales de forma regular, entre el puerto de Buenos Aires y el de Corrientes. En la noche del 21 de agosto de 1921, navegando el paraje conocido como “cancha del dorado”, el buque se incendió. Cuando su capitán vio que el incendio se generalizaba dirigió el buque directamente a la costa, intentando que no desapareciera en la profundidad del río. En poco tiempo, las llamas perjudicaron el casco de la barcaza y la nave, se hundió. Los siete tripulantes de la “Carmen Ligera”, que al momento de hundirse navegaba cargada con mercaderías valuadas en sesenta mil pesos oro de la época, lograron escapar en un pequeño bote salvavidas para ser rescatados, luego, por otro buque que pasaba por el lugar. Los miembros de la tripulación fueron trasladados a la dependencia de la Prefectura de San Pedro, donde se tomaron las declaraciones pertinentes y se registró el naufragio en el Libro de Guardia correspondiente. A partir de ese momento, el naufragio quedó sumergido en las nieblas del olvido… El rápido accionar del Prefecto Alejandro Hereñú, Jefe de la Prefectura de San Pedro, permitió localizar, digitalizar y extraer datos complementarios del parte de guardia donde se da cuenta del incendio y hundimiento del lanchón en 1921. Allí está documentado el suceso, la intervención de la fuerza en el hecho y el horario del naufragio: a las 22 horas. Los cambios del río Cuando el buque navegó esos parajes, el lugar era muy diferente. Hace 100 años, una pequeña isla dividía al curso del río y los buques pasaban de uno u otro lado de aquel islote. En aquel momento, “Carmen Ligera” navegaba sobre el lado de la isla que daba a la costa entrerriana. Y allí se hundió. Sin embargo, esa isla se fue modificando y ampliando con el pasar de las décadas hasta unirse al continente y aquel brazo de río por donde navegara la barcaza se transformó en un pequeño arroyo. Con los años, el arroyo se siguió cerrando y hoy sólo queda un pequeño tramo de escasa profundidad. Allí, a unos 200 metros del cauce principal del río, está hundida en el barro la “Carmen Ligera”. Estado del naufragio Javier Saucedo y José Luis Aguilar, del equipo del Museo, fueron quienes pudieron llegar hasta el naufragio aprovechando un pico de la bajante. Recorrieron en lancha los 25 kilómetros de río que separan a San Pedro del punto del hallazgo, para fondear en la entrada del arroyo y bajar un kayak con el que lograron alcanzar los restos debido a la poca profundidad que presentaba el lugar. Ese día el río estaba más bajo que en el momento en el que Novaro divisó el naufragio, por lo que la barcaza podía verse en toda su longitud. La embarcación fue construida con tablas de madera muy resistentes, de buen espesor, que aún resisten el embate de los años. Está semi enterrada en un barro fino, denso y oscuro y cubierta por una capa de agua de unos 50 cm. Pero todo cambiará cuando el río se normalice y la vuelva a tapar totalmente. El punto visible más alto es el puntal de proa, que sobresale algo más de un metro veinte de la superficie. Al ras del agua está la borda de la embarcación, la tapa de la bodega y la de su sala de máquinas. En la popa todavía puede verse el eje del timón. El interior del casco está ocupado por el fango que el río depositó allí en casi un siglo de sedimentación. Los integrantes del Museo de San Pedro pudieron observar un fragmento de metal quemado que revela la intensidad de las llamas que devoraron el fondo de la “Carmen Ligera” aquella noche. Ese día se realizó un relevamiento fotográfico detallado del naufragio. Sobrevuelo del naufragio Unos días después, el equipo del Museo regresó para tomar imágenes aéreas de este posible último adiós que ofrecía el “Carmen Ligera”. Desde el Museo Paleontológico de San Pedro, comentan que “como sabíamos que la bajante extrema no duraría demasiado, decidimos intentarlo. Nos tocó un día muy malo. Atravesamos el Paraná con olas de un metro y vientos con ráfagas de 40 kilómetros y tuvimos que esperar dos horas en la lancha antes de poder desplegar el drone durante un momento de menos viento. Para esto contamos con la experiencia de Agustín Visca, propietario del equipo, porque de otra manera se hubiera perdido ese registro audiovisual. Hasta hoy, el naufragio sólo existía en los antiguos libros de la Prefectura Naval de San Pedro y muy pocos sabían de aquel hecho, pero la gran bajante del Paraná hizo que se pudieran observar sus restos, lograr contacto físico con ese pedacito de historia náutica y conocer el punto exacto donde se hundió este buque hace casi un siglo. No quedan dudas de que, a partir del descubrimiento de “Carmen Ligera” 97 años después de su hundimiento, su historia pasará a ser un dato de color para la navegación comercial del Paraná”.

Posted by Museo Paleontológico de San Pedro "Fray Manuel de Torres" on Tuesday, August 28, 2018

Según documentos vinculados al naufragio, "aquella noche la tripulación pudo salvarse en un bote y luego fue rescatada por un buque de carga que la trasladó hasta el puerto de San Pedro. Cuando las llamas comenzaron a expandirse, el capitán decidió acercar el barco lo más posible a la costa”.

Parte del "Carmen Ligera" que se descubrió por la bajante del Paraná.
Parte del "Carmen Ligera" que se descubrió por la bajante del Paraná.

"Está cubierto por un sedimento de las crecidas, por lo que cuando las aguas vuelvan a crecer, quedará sepultado definitivamente", refirió Aguilar.

(Fotografías: Clarín)