Decodificando a Osvaldo Jaldo

El pedregoso camino a la gobernación. No hubo otro mandatario provincial que haya ocupado todos los cargos electivos.

Osvaldo Francisco Jaldo, llega con el aval de 612.402 votos y casi el 60% de los sufragios superando los guarismos anteriores. Es el séptimo gobernador del PJ y el segundo con titulo universitario: contador publico nacional.

Los anteriores Fernando Riera, docente primario (1950- 1952 y 1983-1987).; Luis Cruz, ferroviario (1952–1955); Amado Juri, cuñado de Riera y agricultor (1973-1976); Ramón “Palito” Ortega, cantante (1991-1995) Julio Miranda, en sus orígenes distribuidor de garrafas y fue dirigente nacional de petroleros privados; y Juan Manzur, médico. Hubo tres mandatos continuados de José Alperovich (2003-2015), radical, que por el llamado “Acuerdo del Parque”, se incorpora al peronismo se plantea: ¿Macri, que utilizó la estructura de la UCR para llegar al poder era radical?

Jaldo, es un fuerte agricultor del norte de la provincia y tiene muchas particularidades que es bueno ir decodificándolas porque se las encuentras mirando su historia.

En el gasto público, repite el manual de los contadores: el debe no debe ser mayor que el haber. Cuando explica esto lo hace de manera didáctica, especialmente con ejemplos de la vida cotidiana. Por eso piensa que hay un exceso de oficina, que fueron creadas en los últimos años, especialmente en la gestión de Alperovich. Está estudiando para reconvertir reparticiones y analiza con lupa entes y otros organismos “nuevos”, buscando ahorros.

Llega a gobernador conociendo casi todos los resquicios de la administración pública. Por eso es que, el personalmente, atiende cada conflictos que se presenta. Fue intendente, legislador, diputado nacional, vicegobernador, gobernador interino. Además ministro de Economía y de Interior e interventor de la Caja Popular de Ahorros.

Desde que se lo conoce en la función pública llega a las 7 de la mañana a su oficina. Es la costumbre de hombre de campo que al amanecer recorría sus fincas mirando sus vacas y granos. La puntualidad es un rito que respeta a rajatabla, e incluso, hace pocos días atrás en declaraciones a la prensa dijo, “quien salga a trabajar todos los días a las 7, formará parte de mi gabinete”.

Sigue con atención la política. Es un aficionado de las encuestas y uno de los analistas que más consulta es Mario Nahuz, un sociólogo que conoce mejor que nadie los movimientos electorales en la provincia. Pero no descarta ningún estudio que le llega a su mano para comparar el escenario local y nacional.

Sabe vida y milagro de todos los dirigentes políticos y los mide con votos, tanto a los del oficialismo como de la oposición. Le basta mirar los guarismos de las últimas elecciones para saber que apoyo tiene de la gente un candidato. No lo convencen los “chamuyos” ni las aparatosas estrategias electorales. Con los intelectuales es muy respetuoso y los escucha atentamente.

Para llegar a los cargos electivos, en mucho de ellos lo hizo confrontando con un adversario, a todo o nada. Desde su primer triunfo como intendente de Trancas, a 70 kilómetros al norte de esta ciudad, su pueblo estaba divido entre “los de Jaldo” y “los de Luis Andrade”, o cuando se preparó para enfrentar a Alperovich, en el 2001, con la formula “JJ” (Fernando Juri - Osvaldo Jaldo). El entonces gobernador Julio Miranda, que conducía el peronismo, se inclinó por el hombre de la UCR.

En el 2015 aparece otra cruzada: Alperovich ya había llegado a su tercer mandato y no podían ser reelecto. El apoyaba al entonces secretario de Obras Publica de la Nación, José López (famoso por el episodio de los bolsos), pero también amagaba que podía ser candidata su esposa Beatriz Rojkes. Para hacerlo más “competitivo” al cuadro les dijo a Manzur y a Jaldo, “salgan a recorrer la provincia y veremos como miden en las encuestas”.

Mientras el actual gobernador, Juan Manzur seguía en su cargo de ministro de Salud de la Nación, y venía los fines de semana, el tranqueño recorrió dos veces la provincia. Se hacía imposible “bajarlo”, de la contienda. Sorteado el cuadro interno tuvieron que enfrentar a un Junto por el Cambio, donde los referentes del mayor distrito electoral, “los muchachos” Domingo Amaya y Germán Alfaro pasaron a la oposición. Se imponen a José Cano del Acuerdo por el Bicentenario, con el 11,7% de los votos, 111.533 sufragios. Pero no quedó allí: con el apoyo de Mauricio Macri, candidato a presidente de Cambiemos y “Lilita” Carrió, se instala en el país la idea del fraude y se anularon las elecciones. Tucumán quedó en el centro de marchas y contramarchas por el centro de la Capital, con varios incidentes. El caso llegó a la Corte Suprema de la Nación, que, en un fallo categórico, desterró los argumentos esgrimidos para invalidar las elecciones.

En el 2017, cuando era vicegobernador, tuvo que salir como candidato a diputado nacional porque el Frente para la Victoria estaba perdiendo con Juntos por el Cambio en el gobierno de Mauricio Macri. Salió airoso de esa contienda.

Pero, donde se lo vio en toda su magnitud, que no se achica ante nadie fue cuando enfrentó a Manzur en las internas del 2021. El choque con el gobernador actual fue una dura confrontaciones en el PJ, superando incluso a las casi violentas pulseadas de la década del 80, del siglo pasado. Pero los suspensos ya no lo asustan: a dos días de las elecciones del domingo 14 de mayo, la Corte de la Nación, en una decisión que conmocionó al país, suspendieron las elecciones que lo elegirían como gobernador. Se cuestionó la inclusión de Manzur como vicegobernador. Este renunció y se designó al ministro del Interior, Miguel Acevedo como acompañante de la fórmula del PJ. El 11 de junio ganó cómodamente las elecciones con 22 puntos de diferencia de los referentes de Cambiemos, Roberto Sánchez y Alfaro.

No dudó en confrontar públicamente con el intendente de la Capital, Alfaro; con al expresidente de la Sociedad Rural de Tucumán, Sebastián Murga o con cualquier figura pública que intentó cuestionarlo.

No se conoce a ningún dirigente o persona que se pueda referenciar como influyente o que lo pueda hacer cambiar de opinión cuando ya está decidido. Eso fue evidente cuando le dijo no, al propio presidente de la Nación, Alberto Fernández, a figuras poderosas, cercanas a la vicepresidenta Cristina Fernández y otros funcionarios nacionales que intentaron convencerlo para que abandone la provincia y no asumiera como gobernador cuando Manzur fue designado Jefe de Gabinete de la Nación. La condición que había puesto el mandatario para asumir al cargo nacional era que Jaldo no quedara como gobernador, luego de semejante interna. Nadie lo pudo convencer. Y estuvo como gobernador interino. Esta es una historia que todavía tiene varias aristas secretas del poder.

En la interna algunos lo abandonaron en plena disputa. Ahora varios de ellos están pidiendo “el perdón peronista”, que significa, que los aceptan, pero los notifican que deben ubicarse en la “fila”, porque ya hay otros delante.