Como estan los negocios ganaderos y lecheros.

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NEGOCIO GANADERO

La ganadería se encuentra en un sube y baja. A los aumentos de precios que permitieron una recuperación de la rentabilidad hace poco tiempo, en este mes le siguió una caída de los mismos. El novillito gordo se ubica en el orden de los 730 $/kilo luego de haber superado los 800$/kilo. Comportamiento similar de retracción del 10% al 15% en los precios de las demás categorías.

Con el diario del lunes, la explicación parece sencilla: es el mercado el que define, ya sea por oferta o por demanda. La oferta todavía se comporta como en épocas de sequía (que todavía no terminó en varias zonas) aportando muchas cabezas al mercado, con corrales de encierre que además deben sacar obligados los animales gordos.

Y la demanda está pesada. Con un mercado interno que ha bajado el consumo por no poder avalar los precios de mostrador donde cualquier corte no baja de los 2000 $/kilo. Esto ha hecho que caiga la faena mensual, en algunos casos teniendo los productores que pedir cupo para poder entregar. Y con una exportación que, vaya paradoja, ha quedado desfasada con un precio en dólares que hoy está entre un 50% y un 80% más alto que el de Uruguay o Brasil. Delicias del atraso del tipo de cambio. Y con Israel algo retirado del mercado argentino y con China sosteniendo los volúmenes comprados, pero aceptando precios mucho más bajos. Y sin olvidar que aún hay cortes que el gobierno no permite exportar, lo que genera otra distorsión más en el mercado. Un combo negativo para esta coyuntura.

Respecto a las categorías de la cría, el ternero algo bajó, pero se sostienen los terneros livianos en el orden de los 900 $/kilo (relación flaco gordo que vuelve a estar arriba de 1,20) ya que se trata de un momento del año de baja oferta. Las vacas preñadas usadas en los $250.000 y las vaquillonas en los $300.000, si bien mejoraron se puede decir que siguen baratas para los que apuesten a una recuperación en el 2024. Si el año que viene hubiera un cambio de políticas básicas tanto en lo referido al negocio de la carne (eliminación de derechos de exportación, cero restricciones a la exportación) como a la macro en general (eliminación de brecha cambiaria, recuperación del salario por baja de inflación, eliminación de controles de precios, cambio de expectativas) la ganadería volverá a su nivel razonable de rentabilidad, aunque sin dudas forzando los modelos a niveles de competitividad superiores.

Porque cuando se despeja la neblina de lo externo toman mayor relevancia los indicadores productivos que se logran.

NEGOCIO LECHERO

Todas las alarmas están sonando. En agosto el precio de la leche Siglea fue de 111,10 $/litro (1539,08 $/kilo de sólido), lo que representa un aumento del 4,1% respecto al mes anterior y un 110% respecto a un año atrás. La inflación general y el aumento de costos propios de la actividad están generando daños relevantes en las empresas. Se pierde plata hoy. Este es un negocio que no puede detenerse, ni especular con el momento de entrega o venta de la leche.

Es un tren en marcha qué sólo puede detenerse si la decisión es salir de la actividad. Porque mientras tanto, las vacas deben seguir comiendo, los dos ordeños diarios deben hacerse, los arrendamientos y los insumos deben seguir pagándose, los alimentos hay que ponerlos a disposición en tiempo y forma. O sea que la estrategia general es aguantar, ajustar algunos costos y financiar el momento a tasas que están muy por encima de lo razonable. En esta semana que pasó se anunció una eliminación temporal (por 90 días) de los derechos de exportación.

Si bien el volumen exportado respecto del total producido no llega al 25%, podría esperarse una mejora del precio al productor. Pero, siempre las medidas del gobierno tienen un pero, la contracara es que se congelaron precios para el comercio minorista. O sea, se elimina un impuesto al 25% del volumen producido, pero al 75% restante (mercado interno) se le pone un precio máximo.

Con este tipo de medidas (más algún subsidio para algunos) se pretende modificar la realidad y mejorar los precios al productor…suena a broma de mal gusto. Lo que logran es seguir rompiendo la cadena de valor y maximizando la desconfianza entre los actores de la misma.

Lo que sostiene la voluntad de productores tamberos es confiar que, como ha sucedido antes, esta crisis se va a revertir y la rentabilidad volverá a aparecer. Los tambos que se han ido cerrando en estos últimos cuatro años reflejan que este equilibrio entre crisis y esperanza se ha roto en varios casos.

La estrategia productiva de corto plazo lleva a secar las vacas de menor productividad, ajustar dietas en función de producción, aprovechar los excedentes de pasto en las zonas que llovió, fomentar la motivación y las buenas prácticas en la gente que está todo el día con los rodeos y otros aspectos de este tipo. Antídotos necesarios, aunque seguramente insuficientes para la coyuntura.

La producción de leche a nivel país obviamente no crece, una respuesta racional a los estímulos negativos que se reciben. El mercado de exportación de nuestro país sólo está creciendo con Brasil, pero a nivel general muestra una caída en volumen del orden del 15% a 20%, lo que es poco alentador. Sobre todo, en un momento en que el precio en el mercado internacional de leche en polvo empezó a subir y presenta expectativas más favorables. Como dijimos, suenan todas las alarmas.