Tras las rejas: una fundación de Córdoba se “encerró” debido a la cantidad de robos que sufrió

Se trata de Articular, una asociación que brinda cursos de oficios en barrio San Vicente, ubicado al sudeste de la ciudad. Piden a las autoridades un mayor compromiso en la vigilancia del salón comunitario.

Una fundación de Córdoba se tuvo que "encerrar" debido a la gran cantidad de robos que sufrió.
Una fundación de Córdoba se tuvo que "encerrar" debido a la gran cantidad de robos que sufrió. Foto: Luque, facundo

La fundación Articular, situada en barrio San Vicente, en la ciudad de Córdoba, entregó más de 100 certificados para sus beneficiarios de los talleres de oficios. Pero, lo hicieron “tras las rejas” luego de haber sufrido una ola de robos en poco tiempo.

“Los robos empezaron en septiembre. La primera vez nos sacaron dos mesas de plástico que nosotros habíamos comprado para hacer las actividades. Después de ese robo, sólo compramos tablones”, contó a La Voz, Facundo de la Vega, referente de Articular.

EL COMIENZO DE LA OLA DE ROBOS A UNA FUNDACIÓN EN CÓRDOBA

Tras ese primer incidente, jamás se imaginaron en lo que se convertiría la situación. Al cabo de unos días, unos ladrones ingresaron nuevamente al espacio y vaciaron los salones de trabajo. “Entraron y sacaron todos los materiales con los que se dictaban los cursos de oficio: los hornos eléctricos, los tornos para el curso de estética de manos y pies, la cabina de uñas, algunas reglas y utensilios para el recorte y confección”, describieron.

De acuerdo a lo comentado desde la ONG, les comenzaba a pesar el rumor de que los autores de los delitos eran familiares de las personas que asistían a los cursos. Realizaron charlas y campañas de concientización al respecto, pero no fueron suficiente: “Otra vez entraron, nos rompieron el baño. Nos dejaron sin un servicio que es fundamental, porque no podemos prever ninguna actividad si no tenemos baño”, dijeron.

Con mucho esfuerzo de los voluntarios, volvieron a montar el baño. Sin embargo, al cabo de unos días, los delincuentes ingresaron nuevamente al lugar para llevarse lo poco que quedaba. Ante la escasez de objetos de valor, rompieron otra vez el baño.

Como era de esperarse, no quedó ahí. Les robaron una cuarta vez. “Nos llevaron las sillas, los juguetes de los chicos, las pinturas, bol, tenedores, otras herramientas más pequeñas que usábamos en los cursos de oficio”, sostuvieron. Debido a esto, empotraron el horno con la garrafa. “Llamamos a un soldador para que no pudieran sacar lo único que nos quedaba. Aunque, en un quinto robo, se llevaron la garrafa”, explicaron.

LOS ROBOS NO PARARON Y NO OBTUVIERON RESPUESTAS

A pesar de que dieron aviso a la Policía, por sexta vez entraron a robar al salón y se llevaron lo que pudieron. “No había casi nada, pero rompieron cerraduras y causaron daño”, afirmaron. Con cada daño, los voluntarios tenían que invertir en los arreglos. “Actualmente está todo enrejada. Parece una cárcel”, señalaron.

Aún así, hubo un séptimo robo. “La última vez que nos entraron, nos rompieron la puerta de atrás. La reventaron del todo. Quedó absolutamente inutilizable y hubo que invertir, otra vez, para hacer arreglos”, lamentaron. “Fue hace una semana. Rompieron el bidet y el lavatorio. Dejaron al salón sin baños. Nos quedaban 10 días de clase y tuvimos que suspender las actividades. Algunos profesores, para no dejar a los participantes sin sus aprendizajes finales, terminaron de editar de manera virtual sus talleres”, contaron.

“Uno de nuestros principales propósitos es que la comunidad pueda trabajar y mejore su situación. Pero no tenemos ayuda del Estado y se nos hace cuesta arriba. También nos prometieron un resguardo y ahora tenemos que cerrar”, explicaron con angustia. “Nosotros tenemos nuestras profesiones y no nos sobra absolutamente nada. Es una decisión personal de cada uno aportar dinero para invertir algunos ‘pesitos’ en la sede de la fundación”, contaron.

“La realidad de hoy es que estamos sin baño y tenemos la mitad de las herramientas. Hay un par de tablones, no quedaron mesas y escritorios, pero estamos de pie”, resaltaron.