La deuda en pesos no para de crecer y ya es 75% superior a la contraída con el FMI

La continua emisión para financiar el déficit fiscal y la imposibilidad de tomar crédito externo disparó las colocaciones en moneda local y su peso es mayor a los compromisos con el organismo multilateral.

La deuda en pesos no para de crecer. Foto: Orlando Pelichotti
La deuda en pesos no para de crecer. Foto: Orlando Pelichotti Foto: Orlando Pelichotti

La deuda pública en pesos que ajusta por inflación del Estado argentino alcanzó a US$ 76.012 millones y es un 75% superior a los compromisos que la Argentina debe afrontar con el Fondo Monetario Internacional (FMI), según se desprende de información que publicó el Ministerio de Economía.

El crecimiento de este pasivo es consecuencia de la continua emisión monetaria para financiar el déficit fiscal tanto en forma directa como indirecta.

La Argentina debió apelar a este tipo de financiamiento en los últimos años al tener clausurada la opción de recurrir al mercado de deuda voluntaria en moneda extranjera.

Esta imposibilidad surge de las inconsistencias macroeconómicas que llevan a los inversores a rechazar las colocaciones de deuda soberana debido al alto riesgo de incumplimiento del país.

La desconfianza se traduce en la caída del precio de los títulos públicos derivados del canje que realizó Martín Guzmán en 2022 que hoy se pagan a poco más de un cuarto de su valor nominal llevando al Riesgo País a 2.452 puntos. Este nivel de Riesgo País cierra los mercados internacionales y obliga al gobierno a la continua emisión de deuda en pesos que se coloca en el mercado local.

La emisión se utiliza para financiar el rojo de las cuentas públicas y para hacer frente al pago de Leliqs, dinero que luego los bancos también prestan al Tesoro a cambio de instrumentos que ajustan por inflación, generando un círculo vicioso que aumenta el pasivo del Estado.

Hasta febrero de este año la deuda en pesos ajustada por inflación era equivalente al 60% de la deuda con el FMI, pero esa relación se invirtió con el megacanje que el ministro de Economía realizó en marzo.

El objetivo de esa operación era despejar los vencimientos que operaban entre abril y junio para allanar el camino en los meses previos a las elecciones primarias.

El swap alcanzó a $ 4,1 billones y mayoritariamente los inversores se inclinaron por tomar bonos ajustados por CER (inflación). Entonces la deuda en pesos pasó de US$ 28.381 millones a US$ 46.273 millones (cabe aclarar que para el cálculo de la deuda total del país, las obligaciones en pesos se transforman en dólares al tipo de cambio oficial). En ese momento la deuda con el FMI era de US$ 42.839 millones.

En los meses posteriores se repitieron operaciones similares que fueron elevando la deuda en pesos con actualización a la par del aumento de precios.

Desde el Ministerio de Economía defienden esta estrategia porque aseguran que al estar nominada en moneda local y colocada en el mercado doméstico existen mayores herramientas para su refinanciamiento.

La contrapartida es que debido a que está atada a la inflación, las proyecciones hacia los próximos meses exhiben una dinámica preocupante. No obstante, no es menos cierto que una devaluación haría que una buena porción de este pasivo también se licue. Entre la magnitud de ambos impactos se divide la biblioteca de los economistas en referencia a esta situación.

Según la última información publicada por la Secretaría de Finanzas, la deuda en pesos ajustada por inflación pasó de ser el 7,2% del total de los compromisos del Estado argentino en febrero de este año al 18,13% en octubre.

La deuda pública de la Argentina aumentó más de US$ 33.000 millones entre enero y octubre de este año y la información muestra que nada tuvo que ver el FMI en esta escalada, dado que los compromisos con el organismo eran de US$ 43.475 millones en enero y de US$ 43.298 millones en octubre.

La información de Finanzas permite corroborar que la Argentina mantuvo un saldo neutro entre desembolsos y pagos con el FMI en lo que va de 2023. Incluso la relación debiera quedar a favor del país en caso que se complete la próxima revisión pendiente y lleguen los US$ 2.600 millones previstos, aunque esa posibilidad luce improbable.

De allí que el próximo gobierno deberá buscar en forma urgente financiamiento para pagar US$ 904 millones de vencimientos en diciembre y US$ 1.900 millones en enero.

Ante el continuo endeudamiento, a fin de octubre la deuda pública total de la Argentina ascendió a US$ 419.291 millones, alcanzando un nuevo récord histórico.

Sólo en octubre se produjo un salto de US$ 12 mil millones producto de un nuevo canje de deuda y de colocaciones para financiar el déficit fiscal generado por el llamado “Plan Platita” con vistas a las elecciones.

En consecuencia, durante el gobierno de Alberto Fernández, el país se endeudó en US$ 96.226 millones, más del doble de lo tomado por Macri ante el FMI.