El DNU de Milei pone a la UCR en una encrucijada y reclaman una definición orgánica

Los bloques de diputados y senadores no tienen una posición unificada en torno al decreto, que podría votarse la semana próxima en la Cámara alta. Un sector del radicalismo presiona a Lousteau por un pronunciamiento del Comité Nacional. También se preparan para encarar el debate de la nueva “ley ómnibus”.

Rodrigo De Loredo con Luis y Santiago Caputo durante la apertura de sesiones (Foto: Federico López Claro)
Rodrigo De Loredo con Luis y Santiago Caputo durante la apertura de sesiones (Foto: Federico López Claro)

El DNU 70/23 del presidente Javier Milei pone a la UCR en una nueva encrucijada. La vicepresidenta Victoria Villarruel está cerca de convocar a una sesión y el bloque no logra unificar una postura en el Senado, como tampoco en la Cámara de Diputados. En este contexto, crecen los reclamos internos hacia Martín Lousteau para que el partido adopte una posición orgánica.

Mientras tanto, el radicalismo intenta cicatrizar las heridas abiertas tras el fracaso de la “ley ómnibus”, que desató algunos reproches hacia la conducción de Rodrigo De Loredo. El cordobés pasó este jueves por Casa Rosada junto a su par del PRO, Cristian Ritondo, para reunirse con el ministro del Interior, Guillermo Francos, en la antesala del encuentro con gobernadores.

Francos les adelantó a ambos diputados algunos detalles de la nueva “ley bases” que el Poder Ejecutivo enviará al Congreso. Volverá a mandarse un único proyecto que no será igual al original, pero tampoco al que se negoció en Diputados. En ese sentido, habría novedades en materia de facultades delegadas y privatizaciones, dos de los puntos más conflictivos.

Pero el desafío más urgente para el radicalismo es el de tomar posición sobre el DNU de desregulación económica. No pueden demorar mucho más la definición: según pudo saber este medio, Villarruel planea convocar a una sesión en el Senado para el próximo jueves con el fin de tratar el temario pendiente de las extraordinarias, e incluiría el polémico decreto de 366 artículos.

La medida, inédita en su magnitud, provocó un verdadero dolor de cabeza en el partido centenario. Hace algunos días, los gobernadores radicales conminaron a sus espadas parlamentarias a no obstaculizar el DNU y encontrar la manera de abrir el debate por capítulos, para evitar tener que pronunciarse a todo o nada.

Lo cierto es que si la votación del DNU entero se hiciera mañana, el radicalismo iría dividido: hay voces tanto a favor como en contra. Los posicionamientos, afirmó una de las fuentes consultadas, dependerán del avance del diálogo con gobernadores y de las presiones que puedan bajar desde la Casa Rosada.

Una muestra de la divisoria de aguas es que un integrante del bloque de senadores, el fueguino Pablo Blanco, acompañó por cuenta propia uno de los pedidos de sesión para tratar el DNU, aunque luego aclaró que al momento de la votación acatará la decisión conjunta.

En ese sentido, un importante sector del partido reclama una definición por parte del Comité Nacional que encabeza Lousteau. “La UCR hoy está en un ‘no lugar’. No tenemos una posición orgánica, lo que hay son individualidades. Lo que no podemos hacer es no gravitar”, se molestó un importante legislador.

La posición incómoda en la que se encuentra el radicalismo quedó más expuesta esta semana en la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo, donde los legisladores firmaron junto al PRO una nota para pedir que se traten cronológicamente todos los DNU pendientes de gestiones anteriores, no solo el 70/23.

Ante la denuncia del kirchnerismo sobre una maniobra dilatoria, el radicalismo tuvo que salir a aclarar que el decreto mileísta es la “prioridad” e insistió en convocar a funcionarios del Poder Ejecutivo para que lo defiendan en el Congreso. Los volvieron a citar para el próximo jueves, día en que Villarruel evalúa llamar a sesionar.

“Ley ómnibus”

Paralelamente, el bloque de diputados radicales se prepara para volver a dar el debate sobre la “ley ómnibus”, que causó un fuerte desgaste interno al punto tal que De Loredo (apuntado por diputados propios por el manejo de las negociaciones) no pudo contener el llanto al día siguiente de la caída del proyecto en el recinto.

El cordobés asumió el mando en diciembre en un clima de desconfianza: muchos no olvidaban que fue quien promovió la división en 2021, cuando fundó el bloque Evolución. Ahora, en la bancada intentan poner paños fríos y dejar atrás ese capítulo.

“En las empresas los procesos de adaptación duran un año, nosotros nos fusionamos recién en diciembre… lo vamos llevando y vamos atravesando las situaciones. Estamos teniendo cada vez mejores reuniones y estamos más cohesionados. Hay un grupo minúsculo que juega otro juego”, aseguran.

La referencia fue a Facundo Manes, quien junto a su socio bonaerense Pablo Juliano votó en contra de la “ley bases” en general, desmarcándose del resto. El neurocientífico viene de perder a manos de De Loredo la pelea por la presidencia del bloque.