Quienes son los “outsiders” que llegaron a ser presidentes en América

Donald Trump, Jair Bolsonaro, Nayib Bukele, Pedro Castillo, figuras populistas de derecha y de izquierda, fueron elegidos en contextos de crisis de representación democrática. Sus perfiles y sus trayectorias.

Jair Bolsonaro y Donald Trump, presidente de Brasil y expresidente de EE.UU. en una imagen de archivo.
Jair Bolsonaro y Donald Trump, presidente de Brasil y expresidente de EE.UU. en una imagen de archivo.

En la última década, varios personajes con una trayectoria política errática o singular fueron consagrados presidentes en el continente americano por el voto popular.

Con discursos populistas ya sean de derecha o de izquierda, los casos más relevantes son los de Donald Trump en Estados Unidos; de Jair Bolsonaro en Brasil; de Nayib Bukele en El Salvador, y de Pedro Castillo en Perú.

El único que se mantiene en el poder es Bukele; de los tres restantes, dos fueron vencidos en sus intentos de reelección –Trump y Bolsonaro– y no reconocieron sus derrotas. Mientras que Castillo fue destituido por el Parlamento peruano tras un intento de autogolpe para disolver la Asamblea y volver a llamar a elecciones.

Aquí un resumen de sus perfiles y de sus trayectorias:

Donald Trump, un millonario en la Casa Blanca

Si bien llegó a presidente de los Estados Unidos montado sobre la estructura del Partido Republicano, Trump era un outsider de la política antes de lanzarse a la campaña que lo llevó a la Casa Blanca en 2016, pese a algunos tibios intentos previos (en 2000 y en 2012).

Donald Trump, otra vez en campaña.
Donald Trump, otra vez en campaña. Foto: Sue Ogrocki

Lo precedía, sí, una estela de escándalos mediáticos, judiciales y conyugales que lo llevaron a ocupar las primeras planas de los medios desde los años ′80.

También lo acompañaba una fortuna multimillonaria forjada en el negocio de la construcción en Nueva York, con fuertes sospechas de vínculos con la mafia, y multiplicada en inversiones inmobiliarias en hoteles y en casinos. Su capital se calcula en U$S 3.600 millones.

Su figura polémica se consolidó en la primera década de 2000 con el reality El aprendiz y luego en las redes sociales, sobre todo en Twitter, donde expuso sus opiniones controversiales, más de una vez lindantes con el discurso del odio.

En 2016 obtuvo menos votos que Hillary Clinton, pero fue consagrado presidente por las características del sistema electoral estadounidense.

La estrategia de su campaña fue comandada por Steve Bannon, el máximo ideólogo del populismo de extrema derecha en el mundo, y se basó en datos extraídos de redes sociales. Su lema fue “Hagamos a Estados Unidos grande de nuevo”. Nunca reconoció su derrota ante Joe Biden en 2020 y quiere volver a presentarse en 2024.

Jair Bolsonaro, la deriva de un ultraconservador

El expresidente brasileño es una clase rara de outsider. Antes de postularse a la carrera presidencial en 2018, ya tenía una larga carrera política, aunque no precisamente relevante, desde que había sido elegido concejal en 1989.

Bolsonaro, con el gesto típico de los revólveres.
Bolsonaro, con el gesto típico de los revólveres.

No parecía haber nada demasiado atractivo para los brasileños en la figura de un militar retirado y ultraconservador. Sin embargo, el fenómeno del Lava Jato, la investigación judicial por casos de corrupción en Brasil, detonó en una crisis política en la mitad del mandato de Dilma Rousseff.

A través de las redes sociales, Bolsonaro, una especie de pensionista vitalicio del Parlamento, se transformó en uno de los máximos cuestionadores de la ideología que había llevado al poder al Partido de los Trabajadores de Lula da Silva.

El gris conservador mutó así en un furibundo profeta contra la igualdad de género y a favor de la portación de armas. No obstante, nadie pensaba que podía aspirar a más del 10% de los votos en el turbulento escenario político que dejaron el impeachment a Dilma Rousseff en 2016 y la transición de Michel Temer.

Con maneras y métodos muy similares a los de Donald Trump (y con las técnicas de Steve Bannon como respaldo), Bolsonaro asumió como presidente de Brasil en 2019, atravesó la pandemia con un discurso antivacuna y perdió la reelección ante Lula el año pasado.

Nayib Bukele, el autócrata exitoso

El actual presidente de El Salvador tenía ya experiencia en la gestión antes de arribar al máximo cargo de su país. Había sido alcalde de Nuevo Cuscatlán y de San Salvador y pertenecía a un partido tradicional, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.

Nayib Bukele, presidente de El Salvador.
Nayib Bukele, presidente de El Salvador. Foto: JOSE CABEZAS

Sin embargo, lo expulsaron de esa fuerza política por “vulnerar los principios del partido”, acusándolo de “actos difamatorios” y de “irrespeto a los derechos de las mujeres”.

La expulsión obligó a Bukele a una serie de maniobras para poder presentarse como candidato a presidente, lo que entre otras cosas implicó un salto de la centroizquierda a la centroderecha.

Esas ambigüedades ideológicas les importaron muy poco a los salvadoreños, quienes lo eligieron presidente en 2019, en la primera vuelta, con el 53,10% de los votos.

Esa mayoría en las urnas le permitió al joven mandatario (tenía 38 años por entonces) empezar a aplicar una serie de medidas de claro tono populista que lo han transformado en un autócrata, con gran apoyo en la población, pese a sus constantes embestidas contra el sistema democrático y los derechos humanos.

Su éxito en la lucha contra la criminalidad –encarceló sin debidos procesos a miles de supuestos delincuentes y bajó drásticamente la tasa de homicidios– lo ha elevado a la categoría de referente en materia de seguridad en América latina. En economía, en cambio, su apuesta a las monedas virtuales no ha tenido los resultados prometidos.

Pedro Castillo, un sindicalista al poder

Es un caso de outsider de izquierda que llegó a convertirse en presidente de Perú debido a la enorme atomización del sistema de partidos políticos de ese país y a la gran influencia que ha adquirido el Parlamento en los últimos años, capaz de destituir a un primer mandatario con pasmosa facilidad.

Pedro Castillo.
Pedro Castillo. Foto: AP

Hay que tener en cuenta que, desde 2000, Alejandro Toledo, Alan García, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra y Manuel Merino no concluyeron sus mandatos, acusados, en la mayoría de los casos, de corrupción.

En ese contexto, el docente y sindicalista Pedro Castillo llegó a la presidencia de Perú tras obtener tan sólo el 18,92% de los votos en la primera vuelta e imponerse en la segunda con el 50,13% frente a Keiko Fujimori.

La popularidad de Castillo se consolidó durante las medidas de fuerza de la llamada “huelga magisterial de Perú”, en 2017. Su imagen de hombre humilde, descendiente de pueblos originarios, ajeno a la elite política, lo destacaba del resto de los postulantes.

Su única experiencia electoral antes de presentarse como candidato presidencial había sido una derrota en la alcaldía de Anguía en 2002.

Se proclamaba socialista y populista, aunque rechazaba el aborto y el matrimonio igualitario. Duró menos de un año y medio en el poder, desde julio de 2021 hasta diciembre de 2022, cuando fue destituido por “permanente incapacidad moral”.