Política
Las paritarias de la casta
O Milei vive en una burbuja desinformada, o sabía de la maniobra y optó por no desbaratarla.
O Milei vive en una burbuja desinformada, o sabía de la maniobra y optó por no desbaratarla.
Una economía en estado de fragilidad extrema mira con inquietud el empate de debilidades en el que sigue bloqueado el sistema político.
El capital más importante con el que todavía cuenta Milei es la aprobación social, lógica para un gobierno que apenas cumplió un mes de mandato.
En lo económico, en lo político y en lo social, los tres tópicos a los que el Presidente deberá prestarles principal atención.
La evolución del clima social tiene un único termómetro de resultados unívocos: la inflación.
La crisis económica sigue su curso con la inercia inflacionaria que dejó como bomba activada la gestión anterior. El otro factor que empuja a Milei a desbordar el Congreso con propuestas maximalistas es de índole política y tampoco se entiende sin aludir al gobierno que lo precedió.
La transición entre gobiernos ha quedado reducida a cuestiones de protocolo. La verdadera transición es entre el esquema de partidos que concluye y el que todavía no termina de llegar.
Más que una negociación sobre el presente, esta transición es una toma de posición para transacciones o intransigencias que se darán en el futuro.
Una abrumadora mayoría en la sociedad argentina castigó en el balotaje a Sergio Massa, mientras que Javier Milei logró captar toda la ira y la frustración condensada.
Con una inflación como la actual, agravada por el gasto faraónico que el Gobierno expandió para intentar su supervivencia, todo lo que se verá en el horizonte será ajuste, restricción, más sacrificio impuesto por el choque inevitable con la realidad.
Massa obtuvo una diferencia holgada sobre Milei en la primera vuelta. Pero ambos quedaron lejos del umbral de la mayoría absoluta.
El balotaje es un brete: un pasadizo sin evasivas, para forzar un umbral mínimo de gobernabilidad.