De Arroyito a Japón, persiguiendo un sueño

Las gemelas Ana y Victoria Boc-Ho Cerino viajaron al otro lado del mundo para participar de un concurso de canto y volvieron con mucho más que un trofeo. Conocé su historia.

Ana y Victoria Boc-Ho Cerino
Ana y Victoria Boc-Ho Cerino

Por Magalí Gaido. A cuatro aviones y dos días de distancia estaba el sueño anhelado. Las gemelas Ana y Victoria Boc-Ho Cerino de 12 años, oriundas de la localidad cordobesa de Arroyito, participaron días atrás del concurso Cante Con Japón. El certamen de música tiene como objetivo principal fomentar la cultura japonesa e invita a cantantes de todo el mundo a viajar a su país para demostrar el talento ante un riguroso jurado, aunque con una particularidad: todos deben cantar en japonés. El sólo hecho de pensarlo, para muchos ya sería una limitación. No fue el caso de estas gemelas que no sólo aceptaron el desafío, sino que se volvieron con una mención de honor, tras quedar entre los últimos 12 participantes de los 700 de todo el mundo que estaban compitiendo.

La pregunta del millón estaba en cómo esta familia de Arroyito se había enterado del certamen, teniendo en cuenta las limitaciones no sólo en lejanía sino a la hora de pensar en el idioma que difiere hasta en caligrafía del nuestro. Y aquí aparece Rosana, mamá de las niñas, para contar cómo surgió todo: "Hace un par de años, una de mis hijas se anotó en el programa de intercambios Eduquality para ofrecer nuestra casa para recibir a una estudiante del nivel secundario de otro país. Como somos descendientes de italianos, soñábamos con que viniera alguien de Italia para conectarnos más con la cultura y aprender el idioma. No te imaginás nuestra sorpresa cuando nos dijeron que la joven que vendría sería japonesa. ¡Qué vamos a hacer! pensábamos con miedo a lo diferente".

A principios del 2015 se instaló en su casa Hina Maeda, una japonesa de 17 años, que llegó a Arroyito para cursar el último año del secundario y con el objetivo principal de aprender a hablar castellano. ¿El problema? Al momento de su llegada no sabía absolutamente nada del idioma, y los dueños de casa mucho menos del japonés. “Nos comunicábamos por señas y con un aparatito traductor que trajo ella de Japón, hasta que como a los dos meses Hina ya empezó a defenderse con el español. Es impresionante como el cerebro y la necesidad de comunicarse te obligan a desplazar tu idioma y aprender a la fuerza. Ella aprendió tanto, al punto que fue quien escribió y leyó el discurso de despedida de año en el cole”.

Durante su estadía en Arroyito, Hina se transformó en una más de las cinco hermanas de la familia. Les enseño a cocinar sushi, la técnica del origami, algunas palabras del idioma y a las gemelas más pequeñas de la familia, a cantar. Ana y Vicky van a coro desde que tienen cinco años. En sus clases han aprendido canciones en francés, latín y hasta en italiano. Ni bien Hina les enseñó el primer tema en japonés, el de la serie animé Heidi, las gemelas quedaron encantadas con el idioma.

Terminó el 2015 y llegó el momento de la despedida. Hina volvió a su país pero gracias a internet, el contacto fue permanente. Pese a las 12 horas de diferencia horaria, siempre se ponían de acuerdo para poder hacer videollamadas y de esa manera disminuir la distancia que los separaba.

Las gemelas quisieron sorprender a su hermana del corazón, y durante semanas estuvieron preparando y ensayando por su cuenta una canción completa en el idioma japonés, imitando la fonética en los videos de youtube y pasando largas horas cantándola una y otra vez. Cuando la tuvieron lista, la grabaron y se la mandaron. Tal fue la emoción de Hina que le compartió el video a sus padres, quienes halagaron el talento y disciplina de las gemelas cordobesas. Ese video que llegó por WhatsApp al otro lado del mundo en forma de regalo, fue la puerta de entrada para que Ana y Vicky puedan participar de Cante con Japón. Fueron pasando las instancias de selección, cumpliendo los requerimientos del certamen a la distancia y quedando entre los participantes elegidos de todo el mundo. Eran las únicas niñas, y se robaron el corazón no sólo del jurado sino del público japonés. Se volvieron de allá con una mención de honor que premió su simpleza, humildad y carisma. El canal les pagó los pasajes a las gemelas y a su mamá Rosana, más la estadía completa por los cuatro días que duró la grabación del programa, que fue emitido el 13 de mayo. Ellas se quedaron cinco días más en la casa de Hina, para conocer a su familia y recorrer los lugares más lindos de Tokio antes de la vuelta.

A su vuelta, el mensaje que quisieron difundir fue claro: cualquiera puede lograrlo. “Para los más chicos (y grandes también), la experiencia de viajar es alucinante. Aprenden muchísimo, abren la mente, maduran, es bárbaro. Pareciera que sólo hay que tener dinero para poder hacerlo. Nosotros somos un claro ejemplo de que no es así. No fue sólo suerte, fue dedicación y esfuerzo de mis hijas. Yo animo a todos a que investiguen, se informen, se anoten en becas, participen. El concurso de canto fue la excusa, lo valioso e inolvidable fue todo lo que estuvo alrededor”, afirmó Rosana.

Para las tres, ésta fue no sólo la primera vez que salieron del país, sino su debut viajando en avión. Volvieron de Japón encantadas con la cultura, con el respeto, con la sociedad, con la calidez humana de los japoneses. También, con la agenda llena de contactos de todas partes del mundo, ya que entablaron amistad con todos los participantes del concurso. ¿Será que alguno de ellos se convertirá en el anfitrión del próximo destino? No lo sabemos. Mientras tanto, la siguiente estudiante de intercambio que se alojó en la casa de los Cerino finalmente fue una italiana. Por supuesto, las gemelas ya se aprendieron su canción en ese idioma y la valija está siempre lista para embarcar a la próxima aventura. ¿Será Italia? Ojalá. El sueño recién empieza, y el futuro se vislumbra lleno de éxitos para estas pequeñas.

Las hermanitas estuvieron en nuestra redacción y nos dejaron un poco de su música. ¡Escuchalas acá!​

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