Bajando la macro a la micro

La inflación mostrando un índice mensual del 12,4% es la consecuencia lógica de una política monetaria incoherente, con un déficit fiscal cubierto en gran parte por una emisión descontrolada.

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Un Banco Central sin dólares y con Leliqs cuyos intereses a pagar duplican la base monetaria en poco tiempo. Una deuda con importadores colosal. Una brecha cambiaria de nuevo por encima del 100% entre el dólar oficial y cualquier otro tipo de dólar. El acuerdo con el FMI, que era casi lo único que actuaba como ancla en las expectativas de la economía, está roto en la práctica.

El gobierno, luego de volver a incumplir todo lo acordado, logró un acuerdo de metas fiscales y de crecimiento que implica una revisión de las mismas en noviembre de este año (otra versión del sólo por hoy mencionado arriba). Lo interesante es que inmediatamente luego de lograr el acuerdo, el ministro de economía, avalado por un presidente y una vice operando en modo ausente, decidió que no era necesario cumplirlo, ya que comenzó con un “plan platita” que violenta cualquier posibilidad de llegar a las metas propuestas.

Desconocemos si esto tendrá como resultado atraer más votos al candidato de Unión por la Patria, pero sí sabemos que si a un fuego se le tira nafta las llamas crecen. Eso es hoy la macro. Mientras, la micro del agro busca cómo defenderse. Aquellos que tienen granos los retienen o aprovechan ventanas de dólar soja para hacerse de pesos que rápidamente pasan a insumos dolarizados. O se ponen pesos en fondos de inversión de corto plazo que permiten hacer renta en pesos contra un dólar oficial clavado en $350. Movida de corto plazo y no exenta de riesgos, por lo que se considera un instrumento temporal para refugiar la liquidez de corto plazo. Donde hay una oportunidad de tomar crédito bancario a tasas negativas, se hace. Los ingresos en pesos por ventas de carne o leche son más difíciles de defender, pero siguen la misma lógica de buscar algún tipo de cobertura. Todos sabemos lo obvio: esta macro es insostenible.

También sabemos que, salvo excepciones, nunca se gana en un entorno tan volátil, impredecible y contaminado por decisiones electorales. Así que el objetivo es hacer control de daños, minimizar la exposición, cuidar la liquidez, evitar tener pesos a cielo abierto, sostener a las personas que trabajan en nuestros equipos y mantener también foco en la comunidad que nos rodea, donde muchos la están pasando mal.