Video del ladrón golpeado por la empleada de una heladería de Rosario: “Dejame ir”

El delincuente estaba a punto de llevarse el dinero con la réplica de una pistola, pero una de las víctimas lo retuvo.

El maleante terminó tirado en el piso del local ubicado sobre Rondeau y Gallo.
El maleante terminó tirado en el piso del local ubicado sobre Rondeau y Gallo. Foto: @eltano_dino

Un intento de robo en la zona norte de Rosario se convirtió este lunes en el marco de un video viral. La empleada de una heladería le pegó al ladrón y logró retenerlo con la ayuda de sus compañeras. Antes del arresto, el hombre de 33 años le pidió: “Dejame ir”.

La grabación del episodio ocurrido este fin de semana en bulevar Rondeau y Gallo sumó una gran cantidad de reproducciones online por la reacción de una de las víctimas. El delincuente quedó tirado en el piso por los golpes cuando pensaba que iba a llevarse el dinero sin percances.

Luego de la denuncia telefónica, la policía llegó a la heladería en cinco minutos y se llevó al maleante. Durante el operativo del último domingo a la noche secuestraron una réplica de arma de fuego. Previamente, las empleadas se ocuparon de recuperar la plata de la caja.

¿Cómo fue el intento de robo con un ladrón golpeado en una heladería de Rosario?

El intento de robo que terminó con un ladrón golpeado y retenido en Rosario comenzó cuando una clienta estaba por pagar en el mostrador. Detrás de la mujer, un par de niños comían helado sin advertir que había un delincuente a pocos metros de ellos.

El asaltante se acercó a la caja y exigió la recaudación sin alzar la voz. En ese momento amenazó a una de las empleadas con una pistola y agarró los billetes de la registradora.

Apenas se dio vuelta y fue hacia la puerta, el maleante fue sorpendido por los golpes de otra heladera de Grido. La mujer se había dado cuenta de que el arma era falsa y decidió impedir la huida.

Mientras los clientes se alejaban hacia otro sector del negocio, las empleadas bajaron la persiana de la entrada y retuvieron al ladrón. Una vez que quedó atrapado, el agresor empezó a recoger la plata para devolverla, pero no logró convencer a la empleada para que lo dejaran ir.

“No tengo para comer”, se excusó el ladrón ante la caja. La vendedora no le hizo caso y se limitó a esperar a la policía mientras masticaba bronca por el episodio.